CAPÍTULO 4 - I need something to kill me

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CAPÍTULO 4

I need something to kill me

Hayley - West Wendover (Nevada)

Me hundo, me hundo, me hundo... Hasta que mi cabeza toca el fondo. Mantengo los ojos cerrados porque todo lo que quiero ver es oscuridad, todo lo que veo es oscuridad.

Cierra los ojos, cierra los ojos, cierra los ojos... Imagina que estás en otro mundo, en otra parte. Observa las estrellas en el oscuro cielo que imagina tu mente.

Así es como todos observan el mundo. Ojalá fuera como ellos; mantener los ojos cerrados, vivir a ciegas, negar la realidad. Cierra los ojos y serás libre dentro de tu propia jaula, cierra los ojos y no serás capaz de ver la jaula, cierra los ojos y serás feliz.

Con los ojos abiertos solo logro ver sufrimiento y angustia.

Cierra los ojos, deja de respirar...

El aire se acaba, la mentira te absorbe, la mentira te alimenta y la oscuridad te enseña. Cierra los ojos y no verás nada, pero lo sentirás todo. Sentirás la oscuridad acechando, sentirás el aire que sale de tu cuerpo y que no podrá volver a entrar, sentirás tu cuerpo más y más débil, sentirás las estrellas en tus manos, no las puedes ver, pero sabes que están ahí. Serás como ellos. Vivir en una mentira es precioso, la verdad es dolorosa.

Asfixia, dolor, pero es por tu bien. Luego te sentirás tan bien. Sentirás que todas tus preocupaciones se han evaporado. Así lo podrás sentir, cuando dejes de vivir.

Deja de observar, deja de respirar, deja de sufrir.

Golpean la puerta y salgo de la bañera aspirando con fuerza el aire que mi cuerpo claramente necesita.

— ¡Hayley, sal del baño! ¡Llevas dos horas ahí dentro! No vives sola, ¿Sabes? —escucho los gritos de mamá e inmediatamente me dan ganas de volver al agua.

Casi, esta vez casi lo logro... Bueno, ¿a quién quiero engañar? Si quisiera suicidarme, ahogarme en una bañera no es ni de lejos el mejor plan. A menos que me tome un bote entero de valium y me quede dormida ahí dentro.

Como siempre mi mente vuelve una y otra vez a las mil maneras de matarme. No lo puedo evitar, es como si pensar en ello me hiciera sentir mejor.

Me doy cuenta de que mi madre sigue gritándome sin obtener ninguna respuesta por mi parte. A veces desconecto del mundo sin darme cuenta, inmersa en mis pensamientos. Siempre he sido una persona nefelibata; me paso el día en las nubes, viviendo en mundos imaginarios que crea mi propia mente. Supongo que es un mecanismo para escapar de la realidad, pero en verdad no me importa.

— ¡Ya salgo, mamá! ¡Espera un segundo! —grito.

— ¡Rápido, eh! Que ya llevo horas esperando...

Ignorando sus órdenes me pongo el albornoz lentamente. No lo hago para provocarla, simplemente siento que mi cuerpo es incapaz de ir más rápido. Me duele cada músculo del cuerpo, como si estuviese desgastado. Como si fuera un móvil al que se le ha acabado la batería. ¿Cansada de qué? No lo sé ni yo.

Trato de secarme con el albornoz, hasta la más simple tarea es el más grande esfuerzo para mí. Evito mirarme al espejo cuando pillo una toalla para mi cabello. Odio mirarme al espejo.

Olvido cerrar el albornoz cuando mi madre abre la puerta inesperadamente. Mi rostro enrojece de inmediato, a causa de la vergüenza. Sé que no debería tener vergüenza de que mi madre vea mi cuerpo desnudo, pero no es por ella, es por mí. Ojalá nadie tuviese que ver mi cuerpo jamás. Ella no se fija en mi aspecto cuando entra en el baño rápidamente, cansada de esperarme.

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⏰ Última actualización: Aug 17 ⏰

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