Verdaderas lealtades. Harry Potter (Haphne)

Capítulo 5: El huevo de oro y la poción

Todos se levantaron tarde el 26 de diciembre. La sala común de Gryffindor se encontraba más silenciosa de lo que había estado últimamente, y muchos bostezos salpicaban las desganadas conversaciones. Harry se enteró de que, esa misma mañana, los profesores encontraron a Granger y Weasley en la misma posición que Harry y Daphne los habían acomodado. Entre ambos le costaron cien puntos a Gryffindor y recibieron detención. Granger había golpeado a Weasley como loca por haberle tocado el culo, ni siquiera preguntándose como habían acabado en aquella posición.

Para Harry, sin embargo, eso no importaba, pues le parecía que ya había llegado el momento de pensar en la segunda prueba del Torneo de los Tres Magos. Cuando estuvo listo para salir de su dormitorio, tomó el huevo y fue hasta la Sala de los Menesteres, donde se encontró con sus amigos. Daphne casi le succiona la cara al besarlo, causando risas y ruidos de asco por parte de los demás.

Entraron en la Sala de los Menesteres, y Harry llamó a Dobby, ordenándole que les trajera desayuno. Cuando el elfo les trajo la comida, Harry le pidió que esperara. Luego escribió una carta para Rita Skeeter, contándole acerca de Hagrid siendo un semigigante y diciendo que podían arreglar una reunión para contarle más cosas de él, junto a otros chismes que habían aprendido la noche anterior. Luego le dio instrucciones a Dobby de ir a la buhonera y darle la carta a Hedwig, y también decirle para quien era la carta. Una vez que Dobby se fue, se pusieron a comer y también empezaron a discutir que hacer respecto al huevo de oro.

"Tal vez tienes que enfrentarte a una banshee." sugirió Pansy.

"No creo que sea tan simple como eso." dijo Blaise.

"¿Una banshee te parece simple?" preguntó Theo, levantando una ceja.

"No, claro que no." aclaró Blaise "Pero la segunda prueba debe estar al nivel de la primera. Y una banshee no es nada al lado de un dragón."

"Pues no te veo dando recomendaciones." se quejó Pansy.

"Tal vez si vuelves a abrir el huevo, podamos intentar identificar el sonido, Harry." dijo Tracey.

Harry puso a un lado su plato de comida, ya vacío, y agarró el huevo. Lo abrió y la Sala de los Menesteres se llenó de los gritos. Todos hicieron muecas, pero intentaron escuchar para ver si entendían algo. Harry se acercó y miró dentro, para buscar algún interruptor o nota, pero no había nada. Volvió a cerrar el huevo.

"Ese sonido me recuerda a algo." dijo Draco "El problema es que no recuerdo a qué."

Pasaron la siguiente hora probando abrir el huevo de diferentes maneras. Lo agitaron antes de abrirlo, pero no funcionó. También intentaron usar el encantamiento silenciador, para ver si decía algo con sentido, peo tampoco hubo resultados. Intentaron congelarlo y solo consiguieron perder el tiempo. Harry tuvo la idea de calentarlo, como si fuera un huevo de dragón real, y luego abrirlo, pero eso tampoco funcionó, ni siquiera cuando todos usaron Incendio al mismo tiempo.

Fue después de ese fallo, que tuvieron que pedirle una piscina a la Sala, para echar el huevo y que se enfriara. Lo levitaron hasta adentro, y el huevo empezó a enfriarse. El problema fue que la Sala había hecho la piscina muy profunda, así que Harry tuvo que entrar al agua para tomarlo. Adentro, Harry tomó el huevo y empezó a subir, pero no era fácil cargando el huevo, así que este se le cayó al fondo, donde el huevo se abrió. Harry se tapó las orejas con anticipación, pero el huevo no gritó. En su lugar, Harry oyó un coro de voces misteriosas que cantaban desde el huevo abierto:

Donde nuestras voces suenan, ven a buscarnos,
que sobre la tierra no se oyen nuestros cantos.
Y estas palabras medita mientras tanto,
pues son importantes, ¡no sabes cuánto!:
Nos hemos llevado lo que más valoras,
y para encontrarlo tienes una hora.
Pasado este tiempo ¡negras perspectivas!
demasiado tarde, ya no habrá salida.