Capítulo 9: Regreso a Hogwarts

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El día de regreso a Hogwarts fue diferente para Harry al de años anteriores. Y fue diferente en el buen sentido. Con los Weasley, estaba acostumbrado a siempre llegar a último minuto y correr para que el tren no lo dejara. Con los Greengrass, por el contrario, llegó con treinta minutos de sobra. Según ellos, un Sangre limpia nunca llega tarde. Incluso si Harry no era Sangre limpia, es el Lord de una Ancestral y Noble Casa, y no puede permitirse retrasos.

Los Weasley, por su lado, son lo que se considera una Familia. No llegan a la importancia siquiera de una Casa, pero llevan mucho tiempo en el mundo mágico y son Sangre limpia. Eso, sumado a que son considerados traidores de la sangre, les quita prácticamente toda responsabilidad social.

En el Expreso Hogwarts, Harry y Daphne (tras despedirse de Astoria), fueron al último vagón del tren y encontraron a sus amigos en el último compartimento del vagón. Después de saludos, todos estaban hablando y bromeando. Las vacaciones los habían hecho incluso más unidos, habiéndolas pasado juntos en casi todo momento, ya fuera para clases de Oclumancia, de etiqueta, o simplemente salidas de amigos.

El trayecto en el tren se pasó volando. Solo tuvieron una interrupción por parte de Weasley, Granger y Weasley (la chica), pero se fueron en el instante que vieron que tenían inferioridad numérica. El resto del viaje fue placentero, aunque notaron con curiosidad que ninguno había sido nombrado prefecto.

"Probablemente Dumbledore dejará que el Sombrero Seleccionador nos selecciones para otra casa." comentó Harry "Y no quieren hacer prefecto a alguien por si acaba en otra casa."

Al llegar a Hogwarts, se bajaron del tren cuando ya todos los demás lo habían hecho, queriendo evitar el tumulto formado a la salida del tren. Vieron con curiosidad que Hagrid no estaba esperando a los de primer año, y que, en su lugar, se encontraba la profesora Grubbly-Plank.

"Con suerte habrán echado al zopenco." dijo Draco con un deje de esperanza.

"¿Con Dumbledore de Director?" comentó Daphne "Nunca."

Tomaron un carruaje, Harry viendo claramente los thestrals, y se dirigieron al castillo. Hubo poca conversación. Simplemente estaban contentos de que, dentro de poco, Harry sería oficialmente un Slytherin.

A pesar de haber salido entre los últimos del tren, al llegar al vestíbulo de entrada había muchos alumnos formando alboroto. El Gran Comedor resplandecía a la luz de las velas flotantes, y el cielo nocturno despejado se reflejaba en el techo. Los fantasmas, esparcidos a lo largo de las mesas, parecían linternas andantes a la luz de las velas. Los alumnos hablaban con entusiasmo entre sí, todos emocionados por el nuevo año en Hogwarts.

Harry se despidió momentáneamente de Daphne y sus amigos y se dirigió a la mesa de Gryffindor. A medida que pasaba, logró escuchar a varias personas cuchicheando acerca de Dumbledore y sobre todo lo que El Profeta había dicho del Director durante el verano. Ya le habían quitado su puesto como Jefe de Magos del Wizengamot y Jefe Supremo en la Confederación Internacional de Magos (CIM), y por poco había salvado su Orden de Merlín, Primera Clase.

Harry, obligado a sentarse con su casa durante el banquete de bienvenida, se sentó en un extremo de la mesa e ignoró a todos en Gryffindor. Harry recorrió el Gran Comedor con los ojos. Los otros alumnos parecían estar enfrascados en sus propios asuntos, excepto alguno que otro que miraba a Dumbledore en la mesa de profesores.

Siguiendo sus miradas, Harry vio al Director de Hogwarts. Tenía un aspecto cansado y estresado. Intentaba disimularlo con una sonrisa y el brillo en sus ojos que se veía incluso desde donde Harry se encontraba. Pero para el buen observador, era obvio que Dumbledore no había pasado un buen verano. Y no solo por los artículos publicados por la prensa.

Verdaderas lealtades. Harry Potter (Haphne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora