—Chuuya es el tipo de padre que:
Te leería cuentos antes de dormir.
Aquel mafioso había regresado de su trabajo, había sido un día largo y bastante ocupado.
Por suerte, tenía a su pequeña niña esperando en casa, apesar de que ya era noche.
Apesar de eso, siempre se encargaba de llevarte algo cuando sale del trabajo, sabía que siempre lo regañas por llegar tan tarde a casa, y para tener tu perdón te compra cosas.
Es padre soltero, ¿Qué más podrías pedir?
Aunque bueno, era algo que realmente no le solía importar.
Al abrir la puerta, un fuerte silencio lleno el lugar, así que pensó que ya estabas dormida.
Dejo sus cosas en su lugar mientras cerraba la puerta detrás de él, para después caminar hacia tu habitación.
Abrió un poco la puerta para mirar la luz prendida y sonreír.
—Pequeña niña, todavía no te haz dormido. —Soltó una risa mientras entraba para caminar hacia ti y cargarte en sus brazos.
—¡Llegas tarde! —Lo regañaste mientras hacías un pequeño puchero.
—Lo siento, lo siento, prometí que llegaría temprano pero ya sabes como es mi jefe. —Estaba siendo sincero.
—Después iré con Morí y lo regañare, no me gusta cuando llegas tarde. —Inflaste tus mejillas.
—No, no, no nada de ir con Morí. —Te sentó sobre la cama mientras se cruzaba de brazos.
—Esta bien, pero no llegues tan tarde, me estaba preocupando. —Lo miraste con una sonrisa.
—Lo sé cariño, y perdón por eso.
Tus ojos azules, lo miraron por un buen rato antes de hablar.
—¿Te quedarás a dormir? —Lo miraste con un brillo en los ojos.
—Claro, ¿Te gustaría? —Se sentó a tu lado mientras te cargaba para recostarte en la cama.
—¡Si! Y así puedes contarme la historia que me contaste el otro día. —La emoción que salía de ti, solo provocó una risa en Chuuya.
—De tantas veces que te la cuento no te aburres. —Apago la luz y se acostó a tu lado.
—Claro que no, prefiero escucharla mil veces si eres tu el que me la cuenta. —Una sonrisa orgullosa de formó en tus labios.
—Bien, veamos. —Te arropo para abrazarte y acariciar tu cabello.
Había una vez...
En un reino muy lejano, un joven príncipe llamado Yuin. Yuin era un príncipe valiente y siempre soñaba con aventuras emocionantes y llenas de adrenalina. Sin embargo, su vida en el castillo era un poco aburrida, ya que todo el mundo lo consideraba demasiado joven para tener aventuras.
Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al castillo, Yuin escuchó un extraño murmullo que parecía venir de una cueva. Intrigado, decidió investigar. Al acercarse, se dio cuenta de que un enorme dragón rojo dormía profundamente en la entrada de la cueva. Yuin sintió miedo, pero también mucha curiosidad.
Con cuidadoso sigilo, se acercó más y, de repente, el dragón despertó. Para sorpresa de Yuin, el dragón no rugió ni mostró los dientes. En lugar de eso, dijo con una voz suave pero algo fuerte:
"Hola, pequeño príncipe. No temas, soy Draken, el dragón." —Se acerco un poco al principe.
Yuin no podía creer lo que oía.
"¿Un dragón? Nunca había visto uno o creer que eran reales. " —dijo con asombro.
Drako sonrió y explicó:
"He estado esperando a alguien que quiera subir a este lado. Muchos me temen, pero yo solo quiero compartir mis aventuras y volar por el cielo."
Yuin, emocionado, aceptó la amistad del dragón. Juntos, volaron por encima de los árboles, sobre montañas y ríos. Vieron paisajes maravillosos y se divirtieron mucho. El príncipe se dio cuenta de que tener un dragón como amigo era una aventura en sí misma.
Un día, mientras volaban, se encontraron con un pueblo que estaba en problemas. Un monstruo estaba robando la comida de los aldeanos. Leo decidió que debían ayudar. "¡Vamos, Draken! Debemos salvar a los aldeanos."
Con valentía, aterrizaron y Leo le habló al monstruo. "¡Detente! No necesitas robar. Podemos ayudarte de otra manera." El monstruo, sorprendido, se detuvo y escuchó.
Después de una charla amable, descubrían que el monstruo solo tenía hambre y no sabía cómo pedir ayuda. Gracias a la intervención de Leo y Draken, el pueblo decidió compartir su comida con el monstruo a cambio de su ayuda en el campo. Así, el monstruo se convirtió en un amigo y protector del pueblo.
Desde entonces, Leo y Draken no solo vivieron grandes aventuras juntos. Y así, el príncipe y el dragón seguían volando por el reino, llevando alegría y amistad a todos los que encontraban en su camino.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Las risas y las voces chistosas qué hacía Chuuya no podían faltar en aquella historia siempre que se la contaba a su pequeña niña.La cual, solo se acurruco en el pecho de su padre para después quedarse completamente dormida.
—Descansa, mi niña... —Sonrió dejando un beso sobre la frente de su pequeña niña.
Hasta así, quedar dormido junto a ella, después de un día largo y cansado en el trabajo.
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¦°Escenarios Bsd°¦
DiversosEscenarios, one shots, headcanon's, y más con los personajes de Boungou Stray Dogs. Disfruta mucho!