Puedo llamarla esta noche? Daniel X Betty

Capitulo 3

Marcela estaba dándole alguna indicación a su secretaria Mariana cuando escuchó la puerta del ascensor abrirse. Se emocionó mucho al ver que era su hermano el que entraba

-Daniel! Que sorpresa, no sabía que hoy vendrías-lo saludo con un beso en la mejilla

-Buenos días Marcela, a decir verdad yo tampoco pensé venir tan pronto, pero tengo un negocio para la próxima colección- le correspondió el saludo

-Vamos a mi oficina- invitó Marcela interesada en la propuesta de su hermano

Los Valencia se dirigieron a la oficina, Marcela se sentó en su silla de siempre y Daniel también se relajó

- Cuéntame Daniel, tú no eres de proponer cosas para las colecciones, de que se trata?- preguntó sonriente Marcela ante el repentino interés de su hermano

-Bueno Marcela, prefiero tratar esto con el encargado, no quisiera decirte esto con tanta seguridad y luego recibir un rotundo no

-Si es un buen negocio, no veo porque Armando te diría que no- le confortó Marcela

-¿Armando?- Daniel recordó que justo era con Armando con quien tendría que hablar, pues hasta ese momento solo había pensado en Beatriz

- O es que pensabas hablarlo con Gutiérrez? -Marcela río ante el despise de Daniel

-Si por alguna situación tuviera que elegir entre Armando y Gutiérrez, elijo al segundo. De todos modos, no quisiera tratar esto con un ingeniero industrial- se burló

-Ay Daniel, ya basta con sus peleas. Yo sé que Armando está bien preparado y que incluso podrían hacer un buen equipo- dijo con voz suplicante, pero el ya se estaba cansando de la complicidad de su hermana con su enemigo

-Tu sabes que Armando no está suficientemente preparado, pero en fin, -se puso de pie- lo comentaré con la economista, Armando solo tendrá que aprobarlo. Nos vemos luego Marce.-Dijo y salió de la oficina dispuesto a ir con Beatriz

Marcela capto al momento que hablaba de Beatriz y no pudo evitar sentirse enojada e incluso celosa de que su hermano le comentara sus planes a una simple asistente en lugar de contárselo a ella o a Armando, al igual que con molestia, reconocía que esa mujer estaba bien preparada y poco a poco se estaba ganando un nivel de control sobre las decisiones del presidente.