🎧 The alchemist 🎧

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Me levanté de la silla de cuerina y froté mis cansados ojos, la única luz que había en la habitación era la de mi computadora

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Me levanté de la silla de cuerina y froté mis cansados ojos, la única luz que había en la habitación era la de mi computadora.
Butter, que estaba a mi lado, me siguió hasta la cocina donde estaba su plato de comida, serví una considerada ración de sus croquetas favoritas.

Mientras Butter comía, tomé el libro que había estado leyendo de una de las repisas de la sala, lo abrí en la página que estaba marcada con un post it azul cielo y leí el apuntó que estaba escrito en el borde de la página.

“Este capitulo me hace recordar a 'Picture to burn' de Taylor Swift, el tipo es tan idiota como Joe Jonas”.

Sonreí al leer la anotación y miré a Butter golpear su plato contra el piso varias veces esperando una doble porción.

—Yo no soy Minju, Butter, no te voy a dar más comida. —reí y alcé a Butter para llevarlo al sofá conmigo.

Tomé el libro de “Los siete maridos de Evelyn Hugo”, que estaba en la mesa para café y lo abrí en la página en la que lo había dejado.



Habían pasado bastantes horas desde que me senté en el sofá, el libro ya estaba casi terminado, se escuchó una aniñada risa junto al sonido de la puerta abriéndose, no me giré porque sabía que era la señora Yang una vecina que recogía a Minju todos los días de la escuela, se despidió rápidamente y se fué.

—¡Mami! —Minju, mi hija de cuatro años, se abalanzó hacía mi, sus rechonchos bracitos abrazaron mi cuello cuando la levanté del suelo y di vueltas con ella en mis brazos.

—¿Como te fue en la escuela? —pregunté dejándola en el piso.

—Bien, ¿Y mami? —miró detrás de mí y una sonrisa triste atravesó mi rostro.

—Aún no... aún no llega —caminé hacía la cocina mientras Butter saludaba efusivamente a Minju.

El resto de la tarde ayudé a Minju a terminar sus tareas, jugamos a las princesas, vimos televisión y comimos un poco de pastel de chocolate.

—Mami —Minju agarró mi camisa blanca para detenerme. —¿Cuando va a llegar mami? —sus ojitos tan delicados me miraron expectantes.

—Yo... No lo sé —solté una risa cansada. —Mamá está cansada, ahora a dormir —tomé el borde de la sabana de ositos y la arropé hasta el cuello; dejé un besito en su sien y apagué la luz.

—Mami... —Minju me llamó antes de salir de la habitación.

—Dime —encendí de nuevo la luz de la habitación y me quedé en la puerta.

—¿Puedes dejar la luz encendida y la puerta entre abierta?

—¿Para qué? No hay monstruos en la habitación, ya revisé el armario y debajo de la cama —volví a la cama y me senté en ella.

—Es para que mamá no sé tropiece cuando llegue —su vocecita suave y expresión aniñada me hizo reír.—De acuerdo, pero eso me costará mucho dinero, así que espera un poco.

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