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Musica relajante habitando y resonando de forma suave alrededor de la habitación. El sonido de las aves y el frío viento ingresando por la puerta corrediza con dirección al patio, la sensación fresca la animaba a sonreír con suavidad y tararear la melodía sonante. Movió su cuerpo de un lado a otro, fingiendo estar bailando como una experta.

Sus pies descalzos, cubiertos por unos simples calcetines blancos merodeaban el suelo de madera. Amaba estar así, sin duda lo hacía.
Sus cabellos ligeramente cortos hacían lo mejor para estorbar en sus hombros, nuca y un poco en sus mejillas, el flequillo ligeramente largo picaba en el borde de sus pestañas que la obligaban a considerar en tomar las tijeras y cometer su crimen en ese mismo instante. Obligándose a peinarlos y apartarlos de vez en cuando.

Insistió en bailar, en ser su mejor tratamiento para su malestar. Tarareó la melodía e incluso intentó imitar el sonido de los instrumentos utilizados en esos puntos que hacían su piel erizarse.

Sus pasos eran torpes, se deslizaba, tropezaba y soltaba gritos al creer que su fin estaba cerca, tan cerca como la esquina de la base de la cama, de algún mueble cercano o incluso considerar rasgarse la piel de sus pies abrazos sobre una simple y diminuta espina que a su creer; rebasaba la perfecta madera pulida.

Bastó con gritar una vez más y sonrojarse llena de vergüenza, escuchando el suave toque sobre la puerta de su habitación. Se cuestionó ¿Quién sería? Nadie era tan sofisticado como para tocar la puerta, experiencias pasadas como Gojo, Maki, panda , Toge e incluso Ijichi solían no molestarse en ello.
Megumi podría ser, después de todo era consciente que era una chica, con alta privacidad que en todo momento debía mantenerse alerta.
Su familiar Suguru, por igual consideraba lo mismo. Solo qué; no siempre solía visitarla.

— ¿Quieres venir conmigo?.

— ¿Contigo? ¿A dónde?.

Suguru sonrió amable, sutil y comprensivo para ella. Era extraño que después de tanto tiempo la visitara. — tengo una pequeña misión y... Hasta el momento creo que no hemos compartido tiempo en familia.

Tenía un punto, — ¡Por supuesto! — ni siquiera tuvo la oportunidad de decir que se preparía, estaba lista. Salió como una niña emocionada, como ver la nieve por primera vez con una brillante y emocionante sonrisa. Cerró la puerta detrás suyo sin la necesidad de avisar que saldría.

Ambos caminaron al lado del otro, donde únicamente ella solía hablar sin parar, comentarle de cuánto había progresado porque sí, estaba esperando verlo mas tiempo para hablar sobre ella; sobre su progreso. Cómo Solía hacerlo con su madre, que a pesar de la comparación y el dolor que sentía al recordarlo le sacaba una sonrisa. De recordar cómo día tras día, después de ir a la escuela y esperar paciente la llegada de su madre, de perseguirla a dónde fuera con tal de contarle cosas sin sentido, cosas que ocurrían a alrededor o alrededor de las personas; con su madre únicamente escuchándola paciente, o incluso ya sintiendo la desesperación y el enojo consumirla hasta perseguirla y ella reírse y gritar de desesperación.

— Me pregunto — su suave y baja voz captó la atención de su tutor, atento a ella. — Cómo hubiese sido si mi mamá aún estuviese aquí, con nosotros...

— Está muy oscuro aquí.

Su voz resonó entre el edificio abandonado y como tal; en completa oscuridad. Se abrazaba así misma anteel intenso frío que carcomia su cuerpo de pies a cabeza, a veces jugaba con él vapor visible que salía de su nariz o labios al momento de exhalar y hablar.

IN YOUR MEMORY [ Fushiguro Megumi x Lectora ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora