22. Hija

547 57 1
                                    

Alex

Tanya al estar en el hospital no abro con nadie, ni siquiera conmigo. Se lo mucho que a ella le afecta el tema de su supuesta madre.

Sigo sin creer como sus "padres" la dañaron de una forma tan cruel.

Tanya estaba muy mal de salud, obtuvo demasiadas heridas y fracturas. Casi obtiene que su costilla se rompiera, perdió demasiada sangre y por él momento tiene una cicatriz en el abdomen.

De solo pensar en todo lo que le hicieron, algo me quema. Cuanto hubiera disfrutado matar a los dos.

Christopher, me preocupa ah estado sumamente desesperado por ver a Tanya. Las dudas vienen a mi. Pero horita no pensaré en eso. Tendré que hablar con Christopher y que me diga que mierda sucedió.

A Tanya le dieron de alta hoy en la tarde, todavía tiene un vendaje en el abdomen, asiq ue necesitará cuidados.

Vamos en silencio ambos, el chófer maneja con tranquilidad y observó por la ventana y ay mucho trafico. Dirijo mi vista hacia Tanya esta a mi lado, pero perdida en sus pensamientos. Noto como una lágrima le recorre la mejilla y rápidamente la atraigo a mi.

—Es normal lo que estoy sintiendo en este momento.— se toca el pecho, me mira con sus ojos pidiendo un consejo. —¿Qué sientes?— odia verla así, así de triste, lastimada.

—No siento tristeza, ni lastima por esa mujer.— está confundida de sus emociones. —No debes preocuparte por ello, ellos no merecen tus sentimientos. Y si es normal que no sientas dolor de su muerte.— se acurruca en mi pecho.
—Ellos te hicieron sufrir, se lo merecían.



El trayecto todavía no ah acabado, el tráfico es un maldito dolor de cabeza. Observó a mi pequeña, y se quedó dormida. Horita su cabeza debe estar echo un desastre.

Todavía recuerdo la primera vez que me dijo padre, estaba muy nerviosa de decirme así. Pero si supiera como estaban mis emociones en ese momento.

Dejo de decirme así por que según ella no quería hacer sentir mal a Christopher o algo por el estilo. Pero cada vez que estábamos a solas me llamaba así. Y cuando se fue y regreso de vuelta a Londres no lo volvió a repetir no hasta que la rescatamos.

Me trajo tantos recuerdos a la mente.

[...]

Narrador (yo)

—Alex—. La niña se sentía muy nerviosa. Tenía miedo que a él no le gustará como le fuera a decir. —Dime— desvío unos segundos su vista del celular. Estaba repleto de trabajo, de estrésVolvió su vista al celular, mientras se acomodaba mejor en la cama de la pequeña.

La niña miraba fijamente el suelo desde su cama. Ella se cruzo de piernas mientras se decidía si preguntar o no.

—Bueno tenía una pregunta.— Alex teclado rápidamente en su celular, pero no dejaba de escuchar a la pequeña.

La pequeñita que supo como meterse en su vida y corazón. La adoraba era la niña más linda, responsable y inteligente. Entendía cuando Alex tenía que trabajar. Asi que aprovechaba cada maldito segundo.

—Prometes que no te molestas.— la niña tenía miles de dudas en ella. No quería que el se sintiera incómodo, o molesto por nombralo así.

LA PERDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora