໒꒱ Capítulo 1 ໒꒱

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‧₊˚ ໒꒱ SANA ໒꒱ ‧₊˚

Si había algo que detestaba más que comer cosas que yo odiaba, era tener que despertar en la mañana y tener que soportar como muchos chicos pasaban en sus patinetas hasta llegar a la puerta de la universidad, todos iban emocionados. Caminé arrastrando mis pies hasta la entrada.

A los lados los demás corrían de un lado a otro, agarrando una pelota en el aire, y explotando su energía antes de entrar a donde deberían. Rodé los ojos y seguí avanzando, teniendo que soportar los murmullos de las personas. Arrugué mi rostro y al momento de sacar el celular de mi bolsillo, unos brazos por detrás sostuvieron mis hombros, espantándome.

—¡Pensé que no ibas a llegar! —dijo Momo—. Por poco y entro sin ti.

—Me retrasé porque no encontraba mis cuadernos, ¿viste si Doyun llegó? —quise saber.

—Sí, está por ahí dentro. ¿Dejó de responder las llamadas nuevamente? —preguntó Momo, entrando conmigo a la Universidad.

—Algo así, pero no es como lo más relevante en este momento. Lo cierto aquí es, pienso dejarlo —confesé.

—Hasta que por fin, ¿cuándo tomaste la gran decisión?

—Desde que me di cuenta de que tener novio era una perdida de tiempo —miré la hora en mi celular—. No quiero llegar tarde a clases.

—Pero si siempre llegaste tarde —la miré mal. Momo levantó las manos—. Yo solo decía.

—Si no lo encuentro lo haré para la próxima clase, después de todo, cambiamos a la misma hora —busqué mi casillero.

—Tardaste solo un año y seis meses en darte cuenta de que Doyun no funcionaba como hombre… en todo el sentido de la palabra —Momo miró alrededor, recostada de los casilleros—. Yo de verdad tengo otras atracciones.

—¿Qué otra…? —me quedé a medio decir, al visualizar a Dahyun entrar por la puerta grande— Ni lo pienses, es una Nerd, Momo.

—¿Y? —se encogió de hombros—. Es callada. Dicen que son las más atrevidas en la cama.

—Yo sí pensé que tú eras hetero —negué con la cabeza, cerrando el casillero—. Pero las apariencias engañan.

—Eso eres tú, Sana, que te gustan todos.

—Si uno no te funciona, consigue a varios, uno debe venir bueno de fábrica.

Momo rio y me siguió hasta el aula, no había nadie en el pasillo, hasta este momento todos comenzaban a recoger y dirigirse a sus respectivas clases. Caminé lento hasta la puerta de la clase que me tocaba, pero cuando el profesor levantó la mano frente a mi cara, todo en mí se tensó. Sabía a qué llevaba esto.

Era un profesor no solo estricto, sino también fijón. Podía estar sumergido en su clase, pero por alguna razón, siempre se percataba de quienes entraban o salían. Su oído estaba más desarrollado que el de cualquier alumno. Momo detrás de mí solo susurró un “te lo dije”. Ahuequé la lengua en mi mejilla interna y sostuve la mirada del profesor.

Desde ya buscando una excusa perfecta para no quedarme fuera de clase nuevamente.

—Quiero una excusa perfecta para que no se quede fuera de clases… otra vez, Señorita Minatozaki —se cruzó de brazos.

El arte de amar | SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora