Capítulo 5: La Tormenta

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Por la mañana hacía mucho frío, pues el fin del verano está cerca para dar paso al otoño, cada día es más frio que el día anterior. Yo y James salimos a dar una caminata por la calle, y junto con nosotros llevamos una bufanda larga y una chaqueta un poco gruesa, para así no enfermarnos de gripe. Caminamos por la calle un buen rato, ya que era fin de semana, estaba bien el aprovechar que no teníamos clases y salir. Me sentía algo estresada por las tareas que estaban dejando, pero, en fin, dar un paseo por la tranquila calle siempre me ayuda a dejar de pensar en eso.

La verdad James también le gustaba dar paseos, somos tan buenos amigos que prácticamente hacemos las cosas juntos, incluso hasta el salir al caminar. Vemos por la calle autos, personas, edificios, árboles, pero sobre todo se siente la tranquilidad y la seguridad al salir. Es una ciudad muy segura, por lo que no debemos preocuparnos de nada; además la gente parece siempre estar concentrada en lo suyo, y si vamos caminando por la calle juntos, la gente no se nos queda viendo como si fuéramos una pareja, o mínimo no nos voltean a ver.

Me gusta mucho el silencio y la tranquilidad, por lo que haberme mudado a esta ciudad no fue mala idea, pues para mí ya lo tengo todo: Amigos, tranquilidad, universidad, silencio, respeto, buen transporte público, lugares bellos, seguridad, etc., ¿Qué más podía pedir? Ottawa es una ciudad magnifica, una ciudad llena de maravillas y cosas muy buenas que hacer y que encontrarse. Valoro mucho cada centímetro de esta ciudad, jamás en mi vida he estado en una ciudad tan hermosa.

Caminando por la calle, yo y James nos detuvimos en un paso de peatón, esperando a que el semáforo cambiara, y mientras esperábamos, James estaba viendo hacia los lados todos los coches que pasaban, y yo también hice lo mismo. Por la calle se ven muchas variedades de coches, y como alumbran la calle, veía de todos modelos, incluyendo aquellos coches deportivos con pintura cromada. Eran maravillosos.

—¡Mira James, ese coche que está allá! —Exclamé señalando un coche que se detuvo enfrente de nosotros—, ¿No te parece maravilloso ese coche? Es tan elegante.

—¡Es muy bonito! —Exclamó James.

—Ojalá en el futuro poder comprar un coche, sería maravilloso conducirlo e ir a muchos lugares —Dije.

El semáforo de peatones, como el de tráfico cambiaron, y toda la gente comenzó a cruzar la calle, nosotros estábamos algo embobados con los coches que veíamos, hasta que nos fijamos y nos dimos cuenta de que el semáforo ya tenía segundos que había cambiado.

—Mira, el semáforo ya cambió, vamos —Dije yo algo acelerada.

Rápidamente antes de que se cambiara nuevamente el semáforo cruzamos la calle, ya que el semáforo solo dura unos pocos segundos. Al cruzar la calle, nos encontramos con varios puestos de comida, había Hot Dogs, Pizza, Hamburguesas, pero también habían bebidas como el Té, o malteadas de chocolate, entre otras muchas. Empezaba a tener algo de hambre, quería comer algo antes de seguir la caminata por la ciudad, así que nos dirigimos hacia los puestos.

—Oye James, tengo un poco de hambre.

—¿En serio? Yo también —Dijo James presionando su estómago.

—Bueno, pues no esperemos más, vamos a comer algo.

Buscamos algo que comer, o más bien dicho, desayunar, porque antes de salir del departamento no habíamos comido absolutamente nada. Salimos con el estómago vacío. Quería comer todo, todo lo que había en todos los puestos de comida se veía rico, pero no me iba a dejar ganar por mi indecisión, como en la cafetería que no sabía que cosa elegir del menú. Quería comer algo rico, algo que me hiciera el día, y que me diera la suficiente energía para caminar.

—Oye Lilith, ¿Te parece si compramos un poco de pastel, y una malteada de fresa? —Dijo James.

—Bueno, está bien.

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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