Capitulo VI

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Maya apretó los puños con tanta intensidad que podía sentir la uña del dedo descubierto presionando la gema. Zack estaba a su lado mientras caminaban alejándose del callejón, él mantenía la distancia suficiente pero aún así podía atajarla si es que Maya intentaba escapar, cosa que ya había pensado cinco veces en el último minuto.

     —No estés nerviosa —le dijo Zack esquivando a la gente que pasaba por su lado de forma extraña.

     —Mira quien lo dice —murmuró Maya dándole una mirada inspeccionadora—, ¿estás seguro que siquiera sabes a dónde vamos? —pregunto mirando a los edificios empresariales a su alrededor—, honestamente en lo que sea que hagas, no eres muy bueno.

     —Claro que sé —respondió Zack con fastidio y miró al suelo—, solo no me gusta la ciudad.

     —¿Entonces por qué estás aquí? —preguntó ella, intentando sacar algo de información.

El chico la miro con detenimiento, como si supiera lo que Maya quería lograr.

     —Porque es mi misión —respondió él con sutileza—, algo así como un trabajo de medio tiempo.

     —¿Entonces trabajas para este servicio secreto? —inquirio Maya, confundida—. ¿Cuál se supone que es el lugar a donde vamos? ¿alguna clase de ministerio?

     —No puedo decirte más —murmuró Zack encogiendo sus hombros intentando no chocar a un hombre que pasó con rapidez por su lado—, no estoy capacitado para explicarte.

Maya se detuvo en medio de la acera.

     —Necesito saber a donde voy —dijo cruzándose de brazos—, y quienes son las personas que dirigen lo que sea a dónde trabajas.

Zack resopló.

     —Está bien, está bien —repitió haciendo un gesto para que siguiera caminando—, solo te puedo decir que es algo secreto.

Maya seguía sin entender pero empezó a caminar lentamente, fijándose en seguir del lado de la calle por si se arrepentía a último momento.

     —¿Entonces es el servicio secreto? —inquirio ella y levanto una ceja—, porque no confío en los políticos.

     —¿Qué? No —dijo Zack arrugando el ceño—, es una organización separada de las reglas de aquí... en serio no puedo decir más que eso.

     —Sigo sin entender —reconoció Maya con frustración—, ¿Y qué es eso de prohumanos? ¿Son un grupo de personas defectuosas como yo?

     —No hables así —murmuró Zack con una mueca, Maya no dejó pasar la mirada que le dió a sus guantes—, deberías sentirte especial.

     —¿Entonces tú y la niña también son prohumanos? —dijo ella cambiando el tema rápidamente.

     —Algo así —murmuró él con voz baja.

Maya se rió sin creer ni una palabra, si estaba por cometer una locura, al menos quería tener evidencia de lo que ese chico estaba diciendo era real.

     —Deslumbrame, por favor —dijo levantando las cejas con curiosidad.

Zack la miró con una pizca de picardía, como si al fin hubiera tocado su punto divertido. De su bolsillo sacó una pequeña canica negra, la dejó en el centro de su palma para que Maya la pudiera observar bien y la envolvió con sus dos manos, como si estuviera a punto de tirarla a la calle. Pero cuando volvió a sacar la canica, la pequeña bolita se había transformado en un lapicera de color morado.

     —Oh, quería que fuera de color azul —Zack se quejo entregandole la lapicera.

     —¿C..Como lo hiciste? —tartamudeo ella con los ojos muy abiertos—, ¿eres una especie de mago? —pregunto recibiendo la lapicera que hace unos segundos no existía, por los guantes no podía sentir la textura del lápiz, pero tan solo con apretarla entre sus dedos, supo que era una verdadera lapicera.

GenesisWhere stories live. Discover now