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Quizá esta sea la última nota que te dedico. En mis sueños más profundos, pensé que al volver a encontrarnos algo en el universo cambiaría, pero lentamente, como un atardecer que se desvanece, mis esperanzas y emociones se han ido apagando. Lo supe cuando te tuve frente a mí y, por primera vez, mi corazón no sintió absolutamente nada.

Hace un par de días, te saludé, y tus ojos no se molestaron en buscar los míos; creo que te tomé por sorpresa. Fue extraño ver tu cabello largo, como un río oscuro que anhelé tocar, y darme cuenta de que ya no tenía la necesidad de hacerlo.

Ayer, tu mirada se posó en mí, fija, como si quisiera desentrañar los secretos que guardo en mi pecho. Me pregunto qué pensamientos cruzaron tu mente en ese instante. Esa efímera atención que me brindaste me llevó a un torbellino de pensamientos, a reflexionar sobre tanto y tan poco. Quizá fue porque, finalmente, me diste lo que tanto deseaba, y con ello, sepultaste la última huella que quedaba de ti en mi corazón.

Notas de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora