Prologo

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El aire es tan pesado que cuesta respirar, una gota de sudor baja por mi columna mientras sigo quieta con el sabor metalico de la sangre inundando mi boca. Todo es silencioso, el lugar está lleno de tensión que está por desbordarse. No bajo el arma que tengo apuntando a su pecho mientras que la de él se clava en el mío a la vez que mi dedo pica por apretar el gatillo aun sabiendo que eso seria un suicido no me importa morir con tal de llevarmelo conmigo.

Ninguno duda, el pulso no tiembla.

Suelto una leve risita cargada de cinismo sin dejar de ver esos ojos frios y llenos de oscuridad capaz de estremecer a cualquiera. Una gota de sangre se desliza desde mi brazo cayendo en el charco que se creo en el piso.

-Esto es excitante ¿no lo crees?

Puedo ver sus ojos cambiantes oscurecerse mientras que el cañón de su arma baja por mi escote separando aún más la abertura de su camisa erizando mi piel enseguida, muerdo mi labio inferior reparando la erección que se marca sobre la tela de su vaquero. Esto es peligroso, el deseo sexual y las ganas mutuas de apretar el gatillo se sienten y por alguna razón solo lo vuelve mejor.

En un acto rápido aparta mi arma de su pecho  y toma mi brazo hasta doblarlo pegando mi espalda a su torso tomándome del cuello con fuerza, clavando sus uñas en mi piel cuando me ahorca. Baja el rostro recorriendo mi cuello con la lengua haciéndome los ojos en blanco con la mezcla de sensaciones que produce la situación.

-Voy a disfrutar tanto de arrancarte la cabeza y usarla de trofeo.- Su voz ronca me habla al oído mientras sus dientes raspan la parte sensible de mi cuello, la piel me arde gracias a las heridas y los raspones abiertos en esa zona.

-Hazlo, mátame y vas a tener que revivirme porque sabes que ninguna nunca te lo va a hacer tan rico como yo.- suelto un gemido cuando me alza y siento mi espalda golpearse contra algo antes de que le sonido del cristal roto cayendo al suelo inunde mis oídos a medida que siento cortadas en mi piel.- Te voy a arrancar los ojos y los meteré en un frasco, amor.

Sin poder contenerse más arranca la camisa de mi cuerpo devorando mis pechos con furia dejando mordidas fuertes que crean marcas notorias en ellos, gimo con la sensación que provoca. Me empuja de nuevo contra la pared y siento algo incrustarse en mi espalda mientras el dolor recorre mi columna, lo empujo con fuerza moviéndolo unos centímetros observando la manera en que el cabello le cae sobre las cejas haciéndolo ver sexy y la forma en que su pecho sube y baja errático igual que el mío. Me tiro sobre él enrollando mis piernas en su cintura queriendo sentir la dureza de su sexo contra el mío.

Se mueve conmigo encima hasta empotrarme con fuerza contra el tocador de madera, lo veo a los ojos jadeando presa del deseo y noto que la herida de mi brazo se abrió aun mas y la sangre cae de ella empapandonos. Vuelve a posar su mano en mi cuello presionando con furia cortandome el paso del aire.

-Se acabó, no más sexo sádico y cojidas peligrosas. Después de esta te voy a matar, pero primero abre bien las piernas que voy follarte hasta partirte, malcriada.

Sonrió.

-Te voy a matar y lo voy a disfrutar, pero voy a dejar que me folles como un regalo de despedida.

-Veamos quien mata a quien.

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