Capitulo 4

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Doble filo

Morgana

-¿Nombre completo?- pregunta la mujer verificando la información que tienen en la libreta.

-Morgana Krilova.

-¿Edad?

-Veintidós.

-Tipo de sangre.- miro irritada a la supuesta doctora quien lleva una hora haciéndome preguntas de manera consecutiva que van desde lo personal hasta lo mas estupido como si no tuviera mi vida entera escrita en un expediente.

Respiro hondo respondiendo sus preguntas mientras anota en la libreta que tiene en la mano. Desde hace un par de horas salí de Rusia con Elijah, quien ya tenía todo preparado para entregarme y finalizar la transacción como si fuese un maldito objeto que puede cambiar por un beneficio.

Machista. Aunque teniendo en cuenta que la causó todo fui yo, es lo justo.

Llegamos a Kermán, Iran para ser recibidos con la mano derecha del mafioso del cual no he visto ni sus luces por lo que supongo está Escocia, mientras su hombre de confianza se encarga de finalizar el negocio. Me quedo bastante rato con la doctora de su confianza haciendome distintos analisis de sangre con las multiples maquinas medicas de alta tecnologia. Me hacen un repaso psicológico (el cual no creo haber pasado con muchos honores) y otros procedimientos, que gracias a todos los años que pase siendo atendida por diferentes especialistas en adoctrinamiento mental puedo saber con facilidad que trata de evaluar mi nivel de control y habilidades que puedan servir para hacer crecer su organización.

-Terminamos. Ahora iremos con un procedimiento fisico.- dice poniéndose un par de guantes sacando una bandeja metálica donde descansan un estuche pequeño.

No sé qué sea, pero no me genera la mayor confianza y si mis sospechas son correctas debe ser un rastreador para poder controlar bien mis movimientos.

-Hazlo.- contestó tranquila. No dice más y no pierde el tiempo el encender una función de la camilla la cual se activa de inmediato.

Multiples grilletes de hierro aparecen haciendo acto de precensia, atando todo mi cuerpo hasta asegurarlo con fuerza haciendo casi imposible que me libere. El metal frío me quema la piel, pero no digo nada, ni emito quejido alguno, en su lugar fijo la mirada en el techo gris al igual que todo el lugar que da una apariencia deprimente que es capaz de volver loco a cualquiera que no este acostumbrado a crecer en este tipo de condiciones.

Termina de preparar las cosas que usara antes de abrir el estuche sacando una jeringa plateada. Giró el mentón cuando me toma en cuello con las manos y respiro profundo. Pasa un algodón húmedo por la zona antes de clavar la aguja en mi piel. No sé con certeza que es, pero puedo sentir como un millon de particulas entran en mi sangre acoplantodese a los musculos de una manera agresiva que me hace apretar los dientes reprimiendo el dolor.

Termina el procedimiento apartándose, empiezo a respirar mal, trato de controlar mis movimientos por lo que ante mis ojos se ven como segundos, pero algo me hace pensar que no es asi. Duele como la mierda y más cuando las partículas parecen escarbar en mis músculos conectando el aparato que no tarda en soltar una pequeña descarga que logra activar nuevamente mis sentidos como si hubiese sido bañada con agua helada.

-Listo. Seguiremos con un tratamiento adecuado por unas semanas hasta que el proceso de adaptación finalice.- informa la doctora quitándose los guantes antes de botarlos. Desabrocha los grilletes y como puedo me pongo de pie intentando no tambalearme, ya que a penas siento las piernas.- Te pondremos un aparato anticonseptivo para prevenir embarazos no deseados y luego podras irte.

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