Primer encargo
Morgana
Me llevo la mano a las sienes masajeando suavemente tratando de disminuir el dolor de cabeza que tengo desde hace horas y que a duras penas me deja abrir los ojos, además del cansancio eminente por haber pasado dos noches en vela trabajando en el laboratorio sin descanso y los días anteriores en que casi no pegué el ojo por una u otra razón, pero ahora todo me está pasando factura y siento que se me va a estallar el cerebro.
-¿Por qué no vas a la enfermería? Por andar de necia no vas a llegar ni al primer encargo.- dice Yael a mi lado con un tono de reproche, ya que desde que salí del laboratorio hace un rato no he dejado de masajearme la cabeza además de quejarme sobre cómo los molestos gritos del comedor empeoran mi martirio.
-Déjala, si se muere mejor. Ya no la soporto.- dice Irina con su clásico tono despectivo, como si me importara su opinión. He pasado dos días en la base y no ha hecho más que mostrar su desagrado ante mí presencia, pero para su mala suerte no me importa lo que piense, llegue aquí por algo y no me iré hasta cumplirlo hacia sea en un ataúd.
-¿Por qué no guardas tus palabras y se las dices a alguien que le importen?- preguntó en su mismo tono ligado con la irritación y fastidio.
Se acerca a mí con porte amenazante, me yergo alzando el mentón para hacerle frente, pero la confrontación no pasa a mayores, ya que Yael se mete entre ambas para apaciguar la situación y que los demás dejen de mirarnos. Me niego a dejarla joderme la poca paciencia que me queda y en lugar de seguirle prestando atención a sus achaques de vieja menopausica, me centro en tomar la bandeja de comida que deslizan por la barra.
Tomo lo mío y voy a sentarme con los demás. La comida aquí no está nada mal, les gusta consentirnos y siento como se me aliviana la saliva al ver las verduras al vapor y el trozo de carne en medio. Tomo el tenedor y el cuchillo empezando a comer mientras escucho las conversaciones de los demás.
-¿No les parece sospechoso que tanto el Righ como su mano derecha lleven varios días aquí?- Yael suelta el comentario llevándose el vaso de jugo rosa a la boca.
-Debe tener negocios que atender o se está tomando un descanso de la rutina. Da igual no debe tardar en volver a Escocia.- Gil le quita importancia. No me meto en sus conversaciones mientras me mantengo comiendo.
-Cálmate que nadie te la va a quitar.- dice Marcus divertido mientras me ve con una sonrisa en los labios. Sé que parezco una hambrienta, pero de verdad estaba al borde del desmayo.
Me encojo de hombros.
-Tengo hambre.- expresó con simpleza. No me gusta hablar mucho, así que prefiero escuchar.
-Déjala es una muerta de hambre.- respiro profundo para no caer en las provocaciones de la rubia mientras sigo como si nada ignorándola. Me llevo el vaso de jugo a la nariz queriendo ver de qué se trata y al ver que es de fresa me empino un trago.
ESTÁS LEYENDO
Extasis
RomanceLa mafia de la cobra puede describirse en pocas palabras: Fría, despiadada y cruel. No olvida, solo espera el momento correcto para atacar. No perdona y tampoco cede ante nada, cuando de venganza se trata no hay nada que los frene de acabar con sus...