-Rachel Berry, a levantarse señorita- dice mi madre.
-Odio los lunes- es lo primero que digo aun soñolienta.
-No eres la única. Te prepare el desayuno, ven y después te cambias- me sugiere mientras arregla el pequeño desorden que deje ayer.
-Ya está bien. Cinco minutos mas mamá- me quejo y me cubro completamente el cuerpo.
-¡Rachel!- me riñe y jala todo lo que me cubría, dejándome congelada.
-¡Shelby hace frío!- me quejo y luego nos echamos a reír.
-Me has hecho recordar cuando aun ibas a la secundaria. No te levantabas ni aunque sacara todo de tu cama cuando era verano-sonrió y yo la abracé.
-Extraño esos tiempos, todo era felicidad- sonrío mientras la sigo abrazando.
-Bueno ¿Ahora si vamos a comer algo y luego te cambias?- me pregunta y yo acepto.
Había preparado un jugo de naranja con waffles, por el otro lado divisé huevos revueltos y distintas cosas. Vaya mi madre realmente me había extrañado y ha preparado todo un festín, sin embargo, al recordar todo lo que me había pasado un día antes, se esfumó todo el hambre que tenía, la cual hacía rugir mi estómago. Shelby se dio cuenta y se sentó junto a mi.
-Cariño, sino comes enfermarás. Tienes que comer por lo menos algo ¿si?- dijo cariñosa mientras acariciaba mi cabello.
-El jugo de naranja me vendría bien, es bueno para las defensas después de todo. Los waffles con esos frutos, la miel y el chocolate se ven muy ricos también. Ok me convenciste, no puedo desperdiciar este desayuno- sonreí y por consiguiente también lo hizo Shelby.
-Así me gusta, pensé que pedirías los huevos revueltos, bueno más para mi- sonrió.
Luego de tomar desayuno juntas, fui a ducharme y cambiarme para el trabajo, no había hablado con Jesse ni tenía ganas de hacerlo, pero ya llegaría el lugar y tiempo indicado para ello. Salí me envolví en la toalla y camine apara ver que colocarme. Pude observar que la ropa que había en mi antigua habitación era más pequeña, maldije bajito. La falda me quedaba más arriba de lo normal y la blusa apretaba mis pechos haciéndolos ver muy voluptuosos. No me quedó de otra, me dirigí así al trabajo. Al llegar notaba todas las miradas encima mio, supongo mirándome lo descubierta que estaba andando.
-Rachel quería hablar de...-era Finn que se quedo con la boca abierta al verme.
-Dios, tanta piel se me ve- dije sonrojada ante como me miraba.
-No es eso, solo que- se veía nervioso. -Nunca te había visto venir al trabajo tan, llamativa- comentó -Supongo que es la etapa de superación a Jesse-
La sonrisa que poseía se esfumó cuando lo nombró -No encontré más ropa en la casa de mi madre- me encogí de hombros.
-Yo lo siento, no quise decir eso. Venía a hablar contigo sobre...- no sabía como seguir. -El beso entre nosotros- se rascó la nuca, cosa me pareció algo sexy. Dios, Rachel no puedes pensar de Finn de esa manera, ni siquiera has conversado nada con Jesse.
-Nunca debió de pasar, lo siento también Finn- dije tratando de contener mis emociones. Y vi como la sonrisa que él llevaba se iba desvaneciendo ante mis palabras.
-Si, yo también lo siento. Venía a disculparme nuevamente y le traje esto- se acercó a mi escritorio y dejó una tarjeta.
-Ok gracias Finn. Tengo trabajo que hacer ¿Qué es lo primero en mi lista?- pregunté a Finn mientras veía algunos números que tenía que llamar.