❛❛PLASMA❜❜ - [LixJin/HyunLix] ✔️ [EN CORRECCIÓN]

010 | Eʟ Cɪᴇʟᴏ Es Aᴢᴜʟ

Hyunjin entreabrió los ojos, encontrándose con la familiar blancura del hospital. La pesadez en su cuerpo era tangible, un recordatorio crudo de la batalla que libraba. Era el segundo día de quimioterapia, y los efectos secundarios comenzaban a manifestarse con una intensidad que lo abrumaba.

Félix, su incondicional compañero, dormitaba en la silla junto a la cama, su rostro sereno contrastaba con la tormenta interior de Hyunjin. Una lágrima solitaria escapaba por su mejilla, deslizándose por la almohada húmeda. La alegría que lo caracterizaba parecía haberse desvanecido, eclipsada por la sombra de la enfermedad.

Recordaba con nostalgia los días en que la vida era un lienzo lleno de colores vibrantes. Ahora, cada pincelada era un recordatorio de su fragilidad. La quimioterapia, ese arma de doble filo, lo debilitaba, pero al mismo tiempo, le ofrecía una esperanza tenue.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, y su respiración se aceleró. La náusea lo invadía, una ola de malestar que amenazaba con sumergirlo en un abismo de dolor. Félix, despertando al sentir su inquietud, lo abrazó con fuerza, transmitiéndole una calma que Hyunjin anhelaba.

Hyunjin intentó sonreír, pero la mueca que se formó en sus labios era más bien una mueca de dolor. — Lo siento, Félix — susurró, su voz apenas un susurro.

-Shh, no te preocupes- respondió Félix, acariciando su cabello. — Estoy aquí contigo, siempre lo estaré

Hyunjin cerró los ojos con fuerza, intentando controlar las náuseas que lo atormentaban. — A veces siento que esta lucha es demasiado para mí — confesó, su voz quebradiza.

Félix apretó su abrazo. — Sé que es difícil, Hyunjin, más de lo que nadie puede imaginar. Pero eres más fuerte de lo que crees. Recuerda todos los obstáculos que has superado hasta ahora.

Hyunjin abrió los ojos, encontrándose con la mirada compasiva de su amigo. — Pero esta vez es diferente, Félix. Esta vez siento que la enfermedad me está ganando.

— No digas eso — lo interrumpió Félix con firmeza. — No permitiré que te rindas. Tenemos que seguir luchando, juntos.

Una lágrima solitaria escapó por el ojo de Hyunjin, deslizándose por su mejilla. — Gracias, Félix — susurró, sintiendo un nudo en la garganta. — Gracias por estar a mi lado.

Félix limpió la lágrima con su pulgar. — Siempre estaré aquí para ti, Hyunjin. Juntos podemos superar esto.

un rayo de sol se filtró por la ventana, iluminando el rostro de Hyunjin. Fue como si una pequeña chispa de esperanza se encendiera en su interior. Quizás, solo quizás, podrían encontrar una salida a esta oscuridad.

En ese instante, el mundo se redujo a la habitación del hospital, a la conexión profunda que compartía con Félix, y a la lucha incansable contra la enfermedad. La quimioterapia era un enemigo invisible, que minaba sus fuerzas y ponía a prueba su voluntad de vivir. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, Hyunjin sabía que no estaba solo.

Hyunjin cerró los ojos, buscando refugio en los recuerdos. Visualizaba el mar, el viento acariciando su rostro, la sensación de libertad infinita. En ese momento, la quimioterapia se convirtió en una tormenta pasajera, una prueba que lo haría más fuerte. Con cada respiración, reafirmaba su determinación de superar esta adversidad.

Félix, notando la transformación en su mirada, le susurró al oído — Siempre estaré contigo, Hyunjin.

Y en ese instante, Hyunjin supo que juntos enfrentarían cualquier desafío. La esperanza, como una pequeña llama, comenzaba a brillar en la oscuridad, iluminando su camino hacia la recuperación.