Legend Quest: Volt

Capítulo IV

   Cuando Sokudo creía ganada la carrera, Shogun Raiden le adelanta con una rapidez inhumana. Sokudo sintió que todo su mundo se venía abajo, todo por lo que había estado entrenando parecía esfumarse de un momento a otro. Las palabras del señor Tairyoku llegaron a la mente del chico, aunque ahora parecían insignificantes. Sokudo ve como la Shogun Raiden le mira desde la meta, esperando a que llegue para ejecutar el castigo, pero el corredor tuvo una idea. Dispuesto a huir de dio la vuelta sin presagiar la vista que encontró, estaba rodeado de soldados, y entre varios consiguieron llevar a Sokudo hasta el centro de Ritou. Todo el pueblo visualizaba la escena temiéndose lo peor.

─Te lo advertí y preferiste arriesgarte de todos modos. No voy a negar que es de admirar, pero un trato es un trato ─dijo Shogun Raiden desenvainando su espada.

   Shogun Raiden dejó caer la espada verticalmente hacia la cabeza de Sokudo y un fuerte sonido invadió la plaza. Un chico rubio vestido de rojo interceptó el golpe de Shogun Raiden con su espada. Del choque saltaron unas chispas eléctricas. De repente otra figura llega a la escena como si apareciera de la nada, un chico de ropa blanca y roja, de pelo blanco y con un característico mechón rojo. Esta segunda persona coge a Sokudo del brazo y comenzó a correr. Si algunos soldados intentaban cortar el paso, el desconocido saltaba como si el viento le empujara hacia arriba de una manera antinatural. Tras esquivar varios soldados mientras el sonido de las espadas quedaba atrás, consiguieron llegar al puerto, pero la persecución de los soldados no les dejaba mucho tiempo.

─Ese es el barco de mis padres ─dijo Sokudo señalando a uno de los barcos que se encontraban atracados en el puerto.

   Sokudo corrió hacia el barco, le quitó las cuerdas que lo ataban al puerto y subió de un salto.

─¡Vamos! ─le dijo Sokudo a su salvador.
─Tranquilo, yo me quedo aquí ─le contestó el chico de pelo blanco.

   El desconocido corrió y empujó el barco. De una manera sobrenatural hizo que el viento soplara las velas y el barco avanzara rápidamente. Sokudo lo entendió, ese chico aún tenía una visión a pesar de que la gobernante esté quitándoselas a los ciudadanos. Demasiado lejos ya del puerto como para agradecerle la acción de los chicos, se prometió volverles a encontrar y agradecerles que le han salvado la vida.

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   Aún no había acabado la batalla, pues una tormenta delimitaba la frontera del mar de Inazuma con el resto de Teyvat. Rápidamente Sokudo miró al horizonte con la esperanza de poder salir con vida de ahí. Las olas comenzaron a agitar el barco de manera violenta, Sokudo temía que la embarcación no soportara la agresividad del mar y la tormenta. El chico cerró las velas pues el fuerte viento parecía que iba a llevarse el barco volando. El pánico se apoderaba de Sokudo que no sabía cómo actuar, ¿empieza a remar? ¿Echa el ancla? Tras unos largos minutos de incertidumbre el mar parecía volver a la normalidad y la tormenta quedó atrás, Sokudo había salido de la catástrofe y se dirigía a tierra firme, pero aún estaba lejos de ella.