Legend Quest: Volt

Capítulo V

   Los días siguientes fueron más tranquilos. Sokudo navegaba bajo cielos despejados, disfrutando de la belleza del océano. Vio delfines saltando junto al barco y aves marinas volando en formación. Cada día, el joven navegante aprendía algo nuevo sobre el mar y sobre sí mismo. La soledad del océano le dio tiempo para reflexionar y apreciar la magnitud del mundo más allá de las fronteras.

   Una noche, mientras descansaba en la cubierta, Sokudo vio una estrella fugaz cruzar el cielo. Cerró los ojos y pidió un deseo: volver a ver a su familia algún día. Con ese pensamiento, se quedó dormido bajo el manto estrellado, sintiéndose más conectado con el mar que nunca.

   Tras días navegando Sokudo divisa un extravagante puerto, al que llegó al cabo de un par de horas. El chico baja del barco con la atenta mirada de pescadores y comerciantes intrigados por el estado del navegante, días navegando por el mar con únicamente reservas de agua y arroz crudo que pudo ablandar poniéndolo en agua bajo el sol.

─Perdonad, ¿esto es Liyue? ─dijo el chico.
─Sí, ¿necesitas ayuda? ─dijo un marinero que vió la escena.
─Sí, acabo de escapar de Inazuma porque querían matarme.

   Los marineros comienzan a cuchichear.
─¿De Inazuma?
─¿Intentaron matarle?
─¿Será de fiar?

   Sokudo se sintió abrumado por ser el centro de atención.

─Acompáñame ─dijo el marinero mientras comenzaba a caminar.

   El marinero se adentra entre las calles de Liyue hasta llegar a una casa que se mimetizaba con el resto. Ambos entraron a una pequeña sala, el suelo y paredes eran de madera, nada fuera de lo común. Unas sillas y una mesa en forma de recibidor llenaban la sala.

─Sukui, Hozon, traigo un inmigrante de Inazuma.

   El chico se veía con un semblante preocupado.

─No te preocupes, ellos sabrán qué hacer.

   Dos personas salieron de una puerta que se encontraba tras la mesa. Tuvieron una breve conversación con el marinero, que les explicó la situación. Tras terminar de hablar, el marinero se fue tras sonreír al joven. Las dos personas se dirigieron a Sokudo.

─Ven, siéntate aquí. Yo soy Sukui y él es Hozon, somos inmigrantes que consiguieron escapar de la dictadura de Shogun Raiden, ahora nos dedicamos a ayudar a los inmigrantes que consiguen escapar. Tienes suerte de haber encontrado a la persona indicada, ¿qué haces aquí?
─Reté a Shogun Raiden a una carrera con el trato de que si yo ganaba dejaría la dictadura. Perdí y me sentenció a muerte. Dos personas me salvaron y conseguí escapar en el barco de mis padres.
─¿¡Retar a Shogun Raiden!? Tienes suerte de estar vivo. No sabemos si podrían mandar a algún soldado, así que es mejor que vayas a otra nación.

   La conversación continuó extendidamente hasta que Sukui y Hozon pudieron encontrar una solución.

─Tenemos contactos en Mondstadt, ellos te pueden ayudar ─dijo Hozon.

─Antes de salir te daremos comida y bebida para que recuperes fuerzas. Nos pondremos en contacto con un transportista para que te lleve hasta Mondstadt y allí te ayudarán.

   Mientras Sokudo comía y bebía, Sukui y Hozon contactaron con las personas que ayudarían al chico. Cogieron algo de ropa limpia de Mondstadt para que el joven de cambiara, pues su ropa estaba sucia y mojada.

─Ponte esta ropa limpia de Mondstadt para no llamar tanto la atención. ─le aconsejó Sukui.
─Te recomendamos cambiar tu nombre también. Uno similar a los nombres de Mondstadt ─dijo Hozon.
─¿Qué te parece Volt? ─propuso Sukui.
─Me gusta ─contestó Sokudo, ahora llamado Volt.

   Volt se cambió de ropa al terminar de comer. Ya estaba listo para partir a la nación de la libertad. El extranjero y sus salvadores caminaron hasta las afueras de la ciudad de Liyue donde le esperaba un carro impulsado por un gran globo y unas aspas giratorias.

─No sé cómo agradecer todo lo que están haciendo por mí, siempre les recordaré ─dijo Volt.

   Volt se subió al carro, que emprendió el viaje. Sukui y Hozon se despedían de Volt con la mano que devolvia el saludo con emoción.