Capítulo 12. Mi luna y mis estrellas

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Sus ojos se mantuvieron abiertos, sin embargo ella reusaba a responder palabra alguna. Sus hermanas aunque preocupadas, estaban aliviadas de que estuviera fuera de peligro, por aquellos días, no habían dejado de llorar lamentando el crítico estado en que habían visto a su querida hermana. Dracule las había llevado con ella con él fin de que cuidaran sus heridas, habían pasado días desde que aquella batalla había finalizado con esta conclusión y aún así no entendían por qué  Hancock no les respondía a su llamado y mucho menos las miraba, era como si no estuviera allí. Quizá aún estaba dormida pero con los ojos abiertos, aquello no tenía explicación para ellas. Lo que sí podían afirmar es verla derramar algunas lágrimas en silencio.

Para entonces sus heridas estaban prácticamente curadas, pero ella no parecía tener intención de hacer algo o si quiera decir algo. Las hermanas decidieron hablar con Dracule, querían que el intentara hablar con ella y sacarla de aquella burbuja de aislamiento en la que se había insertado ella misma.

Dracule no estaba seguro de que el pudiera hacer algo, pero por supuesto lo intentaría, haría cualquier cosa que ella le pidiera, hasta ir a su misma muerte si fuese necesario.

Al entrar en el lugar en que se encontraba ella, era una alcoba sencilla pero suficientemente espaciosa. Hancock estaba recostada a medio lado, su respiración era regular, sus ojos estaban semi abiertos pero estaba sin duda despierta.

—Mi reina, estoy para servirle—Solo se escuchó silencio. Dracule no se extrañó y no pensaba darse por vencido tan pronto—Solo debe darme la orden y luchare a muerte por vengarla y recuperar lo que es suyo.

—Cuando fuiste humano... dime, ¿te enamoraste alguna vez?

El contrario se sorprendió por aquella pregunta y por por ignorar por completo lo que había dicho.

—Los humanos, suelen vivir creyendo amar, pero ahora considero que aquello que le llaman amor no es otra cosa que la necesidad de sentir que son importantes para alguien más. Por lo que no, nunca me he enamorado de un humano.

—¿Quieres una orden? Crea el amor dentro de ti y compártelo con alguien. Enamórate y siéntete vivo una vez más, es lo único que importa. Siéntete libre de vivir como quieras tu vida, ya no te necesito más.

—No podría hacer eso y dejarla sola.

—Te ordeno que cumplas lo que te he dicho—Hancock se incorporó, su estado era débil claramente, pero su convicción estaba más fuerte que nunca.

—Yo... no quiero una vida sin usted—Aquellas palabras hicieron que ella lo mirara con curiosidad y que él tuviera el coraje de acercarse más a ella, hasta el punto de invadir su espacio personal—.Lo sabe mejor que yo y por eso quiere que me vaya.

Hancock no cambio su expresión, claramente él quería hacer las cosas más difíciles. En ese momento se cuestionó que tan buena idea había sido hacerlo su adalid, se le había salido totalmente de las manos.

El intento ir más allá acercando su rostro al de ella. Y ella tuvo que admitir que había creado a una máquina de la seducción, había aprendido muy bien de ella y no por nada tenia parte de su sangre, pero, por eso mismo ella no podía verlo de una forma diferente a lo que sería una madre.

Ella apartó su rostro y en ese desvio de mirada vio a Luffy allí mismo, en la entrada de la alcoba, claramente no feliz con la escena que se estaba presentando. Hancock lo reconoció a pesar de que su cabello estaba negro al igual que sus ojos.

—Luffy...

—Han... cock—Luffy no la miraba a ella sino a Dracule.

—¿Cómo puede recibirlo después de lo que le hizo?—expulsó  con ira Dracule mirando a Hancock.

—Creí haberte dado la orden de que te vayas—dijo ella con dureza.

Sin decir una palabra miró a ambos y salió por la ventana, claramente furioso.

—¿Cómo es que no te sentí llegar?—Hancock lo miraba intentando descifrar si era realmente Luffy.

—Debo suponer que ustedes son más cercanos de lo que había pensado—La mandíbula de Luffy estaba tensa y ella pudo notar su clara molestia.

—Lo somos... ¿Hay algún problema con eso? Supongo que ya no importa, si vienes a acabar conmigo, estoy lista—Ella hablaba sin expresión como si ya nada de lo que sucediera importara.

—Ese día, cuando me besaste, lo vi todo claramente. Tus recuerdos y los míos, era demasiado, demasiado duro. Me di cuenta que en realidad nunca te conocí, y que posiblemente esto que somos ahora es lo mas cerca que podamos estar de nuestras propias esencias sin hacernos daño.

—¿De verdad quieres hablar de esto ahora? Creo que no hay mucho que decir... Ya lo sabes y yo lo sé. Fuimos separados para esto, y condenados a ser la contraparte del otro, un sentimiento tan fuerte como el amor está prohibido entre nosotros. Y creo que ya sabes que solo te utilice para lograr mi objetivo, no soy como tu, Luffy—Ella hablaba de forma tranquila, pero su voz era afilada claramente le estaba costando decir aquello.

—Sé que me amas, Hancock. Aunque no estuviera en tus planes hacerlo. Y para mí, nada más importa.

—Aléjate de mi, no solo me harás daño a mi, sino a ti. No soy quien parezco, perdón, mi esencia es la oscuridad, ¿acaso quieres volver a correr el riesgo?—a medida que ella hablaba él se iba acercando más y más a ella—. Soy una maestra del engaño, la manipulación, y hacer sufrir a los demás, ¡¡y no quiero hacerte más daño a ti y a nadie, quiero que ya todo esto acabe, por favor Luffy !!

—No, tú eres mi luna y mis estrellas, no conozco esa persona de la que hablas—Luffy tomó sus hombros con sus manos, y ella sorprendida por las palabras de él, no pudo evitar que sus ojos se agüaran, también se sorprendió de que aquel contacto no le hiciera daño.

—Hancock no vuelvas a decir eso de ti, has sufrido mucho, más que yo, entiendo que quisieras venganza. Pero aunque pudiste haber acabado con todos, no lo hiciste. No merecías todo lo que sufriste. Lo siento—Luffy la envolvió en sus brazos y ella no pudo evitar romper en llanto, lloraba por el pasado, por el presente y por el futuro.

El Dios sol igualmente conmovido por todo el sufrimiento que habían pasado, sólo se dedicaba a acariciar su cabello hasta que ambos pudieran encontrar en el otro el reconfortante consuelo que solo entre ellos podían brindarse.

Luego de varios minutos en silencio, ambos se encontraban más calmados, sus rostros estaban empapados de lágrimas pero una tranquila sensación se apoderó de ambos trayendoles paz, de que a pesar de todo se tenían en ese momento el uno al otro.

Él intentando apagar un poco la angustia que lo había invadido por tanto tiempo, busco los labios de ella, los cuales recibieron sin objeción a los suyos, fundiendose  en un beso lleno de ternura y amor.

Continuará...

Gracias por leer!! para el próximo capitulo conocerán una vida pasada de Hancock que aún no ha sido contada.

Hasta la próxima amigoss ❣️❣️

Mil Años Sin Ti | LuHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora