Capítulo 3. Hasta volver a vernos

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¿El tiempo puede hacer cambiar tanto a alguien?

Hancock no tenía la respuesta, pero, el ser que tenía delante de ella, no era el mismo, quería creerle pero a la vez tenía temor de hacerlo.

Tenía tantas dudas, y tan pocas respuestas.

Ella seguramente no había cambiado nada, pues para ella fue como el día de ayer su último día de vida, pero de eso ya hacía mucho tiempo.

Su aura, sus palabras, la forma en la que hablaba, todo en él era distinto, y si bien habían cosas que no encajaban de todo eso, sus recuerdos de aquel fatidico dia en que su existencia se desvaneció de este mundo ya no eran tan claros.

—Yo puedo perdonarte, si es que estas arrepentido—su voz femenina retumbo en los oidos de él—,pero volver a estar contigo no lo puedo hacer, ni en sueños..—sentenció con seguridad.

—Sé que yo no soy... y nunca he sido, el mejor para ti, ni para nadie—la voz dolida de él impacto a Hancock—.Sé que me merezco que acabes con esto y punto. Me equivoque, debí haber confiado en ti, Hancock. Tú pudiste haber cambiado todo. Es por eso, que... princesa de un cuento de hadas, no quiero que seas, quisiera que fueras la reina de mi realidad.

Han lo miraba con confusión, no entendía de qué estaba hablando. Todo al rededor de Luffy parecía tan misterioso y oculta incluso para ella, él le había ocultado cosas.

—No se de qué estas hablando... pero comprendo que a tu libertad le han puesto cadenas... más tu alma me grita atormentada que quiere volar—Hancock se acercó a él, habían pequeños trozos del anterior Luffy, el que ella había conocido, ese Luffy que deseaba no ser lo que era.

—Estás dolida y lo comprendo—el evitó el tema rapidamente—.Yo también tengo el alma destrozada, y el corazón dolido. Tu nueva vida está cercada, y aún quedan dos caminos: el que tomes tu conmigo o el que él destino nos traerá.

—¿A dónde quieres llegar con todo esto?—Hancock presionó —.Dime la verdad.

Luffy la miró a los ojos, y tocó su mejilla con ternura.

—Quiero que seas mi estrella, para que ilumines siempre nuestro camino en la oscuridad, solo tu puedes evitar que mi luz se apague.

Hancock se estremeció ante el toque y su presencia tan cerca de ella. Sus cejas se fruncieron, parecía que Luffy le estuviera hablando en clave, o sobre algo muy lejano.

—Luff...

—Escúchame, Han—la interrumpio—Algo dentro de mí, se muere... siento muy cerca mi final...—Hancock trago en seco, sus miradas no se apartaban—.Puedes salvarme, si tu quieres. Yo dejaré en tus manos mi futuro, es lo justo.

—Esto que estas diciendo no tiene ningun sentido—espetó ella indignada—.Es imposible... ¿esperas que crea esto? ¿Es tu manera de retenerme aquí? ¿Acaso piensas darme lastima?—Hancock se alejo de él—.No ha funcionado.

—No puedo obligarte a creerme, pero al menos déjame hablar.

Ella apartó su rostro con disgusto, el jueguito no le estaba haciendo ninguna gracia.

—Antes... no sabia como expresarme, como expresarte todo lo que sentía, vivía con muchos tormentos, y aún... Pero nunca quise que las cosas sucedieran así, yo tampoco puedo perdonarme por eso—Él la miro y sus ojos reflejaban la crudeza de sus palabras—.Nunca me olvidé de tu amor, tan puro y tan tierno, es como el instinto que se nos brindó para hacer un mundo mas bello, mi deseo cumplido eres tu, y jamás me arrepiento. No importa cuanto lo intenté, nunca pude olvidarte y tampoco quiero, eres... simplemente lo único hermoso de mi larga existencia. Así que pasé lo que pase, mientras haya luz en él sol... Te amaré, este amor que siento es eterno. Y nunca debes olvidarlo, olvidarnos.

Hancock estaba contrariada por sus sentimientos. Y no tenía palabras.
Él hablaba de forma muy segura, y ella le creyó deseo creerle.

—Es necesario que esto termine, para empezar una nueva historia—Luffy parecía aliviado de poder haber sacado todo aquello que llevaba reprimiendo hace tanto tiempo—. Sólo recuerda lo que te he dicho.

—¿Por qué no me dices qué es lo que sucede?—Hancock se acercó a él, de repente una sensación de desespero se apoderó de ella. ¿Esto no era una broma?

—Estarás más segura sin saberlo, además en poco tiempo lo irás descubriendo—los ojos de Luffy reflejaban dolor y cansancio, él se estaba desvaneciendo—.No me importa morir porque se que de tanto amor renacere, no tengas miedo porque siempre te adorare y sabes que mi corazón volverá a latir por ti. Ya has tomado tu decisión y es la correcta, ahora es mi turno.

—No.. si mueres ¿Qué sucederá con todos? ¿Qué sucederá conmigo?

Luffy sonrió.

—Mira, no tengas miedo... sé que me extrañas, sé que me quieres. Mira, lo estás diciendo con tu mirada—solo por ese momento ambos olvidaron el pasado, y se perdieron en los brazos del otro y el sentimiento que aguardaban—.Quiero volver a conocerte, quiero saber si nuevamente me vas a amar, ahora ya nada me importa, porque quiero volver a vivir. Tengo mil razones para volver a amarte y luchar por nosotros—el abrazo fue acompañado por pequeñas lagrimas que salian de los ojos de Hancock, ella tenia tanto temor en ese momento, no sabia que sucederia despues, pero lo que mas miedo le daba era tener que vivir aquella perdida—.Mientras tanto, Han, hasta el momento en que nos reencontramos... vive, y descubre este mundo, es tuyo, para ti. Para ambos. Eres la libertad que siempre he añorado.

—Quería descubrirlo contigo...

—Y lo cumpliremos—afirmó —, así nos lleve mil años más cumplirlo.

En ese momento Hancock cerro sus ojos, mientras los labios de él se posaban en los suyos con solo un roce.

Aquello fue lo último que vio y sintió de él, antes de que sus ojos se oscurecieran.

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Despertó notando las miradas de unas mujeres desconocidas a su alrededor.
Se encontraba en una habitación escasamente decorada, las dos mujeres que vestían ropas que reflejaban humildad.

—¿Dónde estoy?—frotó sus ojos, no recordaba como había llegado allí. De hecho, no recordaba nada. Ni siquiera su nombre.

—Es peligroso para una mujer tan débil ir al mar, pudo haber sido tu fin—comentó un hombre de estatura alta y ojos dorados, que portaba una gran espada en cruz en su espalda. Ella apenas se percató de la presencia de aquel hombre extraño y extravagante.

—¿Quién eres? ¿Quiénes son ustedes?—Hancock miraba al hombre y a las mujeres a su alrededor, nunca los había visto en su vida. Aunque poco o nada de ella misma recordaba también.

—Hermana, ¿no nos reconoces?—hablo una de ellas que tenía cabello rubio.

—Sé ha de haber golpeado la cabeza con una roca—murmuró el hombre, sin quitarle el ojo de encima.

—A mi no me duele nada—dijo mientras se incorporaba.

—¡Lo importante es que estas viva!—sus hermanas se apresuraron en abrazarla, tanto, que Hancock pensó que se ahogaria—Realmente pensé que... pensé que... ¡no te volveríamos a ver!—sus hermanas eran un mar de lagrimas.

—Ehmmm, bueno—Hancock estaba muy incómoda, pero no quería ser descortés.

—Bien, he cumplido mi trabajo, me retiro-el sujeto empezaba a marcharse.

—Espera... tú.. ¿Cuál es tu nombre?—Hancock se separó de sus cariñosas hermanas para hablar con el hombre.

—No importa, no nos volveremos a ver..

—Quisiera saber el nombre de aquel que me ¿salvo?—dijo sin estar muy convencida.

—Eres interesante... no estoy del todo seguro, pero casi puedo afirmar que caíste del cielo, quizás sea mejor vigilarte de cerca—el sujeto la miraba de pies a cabeza, buscando alguna pista o algo extraño, sin embargo, a sus ojos era simplemente una mujer con una belleza demasiado deslumbrante y cautivadora—.Mihawk, Dracule, Mihawk.

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Hola!
¿Qué les esta pareciendo la historia?
Si les ha gustado háganme saber, eso me anima a continuar, en verdad ♡
Hasta la próxima ;)

Mil Años Sin Ti | LuHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora