Capítulo 2. Nacimiento

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Mil años antes...

Luego de un largo sueño, Luffy despertó sintiendo profunda hambre. De hecho era el hambre la que lo hacía despertar temprano cada día. Ante la luz del sol, los animales empezaron a salir de sus guaridas, para buscar sus propios alimentos.

Algunos buscaban con gracia estar cerca del joven de cabellos blancos. Y él los recibía con una enorme sonrisa, mientras igualmente jugaba con ellos. Algunos hasta le traían alimento y frutos de los árboles, lo cual él comía con gran satisfacción.

Mientras daba un gran bocado a una fruta gigante, se percató de una presencia inusual. A lo lejos escondiéndose entre los árboles pudo observar a alguien que lo miraba con interés. Pero que al encontrarse sus miradas, se ocultó de inmediato.

Aquello era algo que desconcertó al joven Dios del Sol, y no pudo evitar dirigirse hacia aquel visitante. Luffy nunca había tenido contacto con otro ser semejante a el, y era imposible que fuese un ser humano.

Ante la gran curiosidad de Luffy, empezó un juego en el que él perseguía y el otro se ocultaba. Hasta que finalmente descubrió al intruso en todo su esplendor.

El rostro del joven se acercó rápidamente al intruso para observarlo claramente y confirmar que lo que veía era real y no una ilusión. Pero aquello intimidó a tal forma a su contraparte que luego de evidenciarse un gran sonrojo por toda su cara, termino por desmayarse en los brazos del joven.

—Oye, ¿quién eres? ¿Qué te pasa?—Luffy movía por los hombros al visitante sin percatarse hasta ese momento, que se trataba de una mujer.

Algunos animales del bosque miraban con curiosidad la escena, surgiendo interrogantes arriba de sus cabezas.

Luffy no entendía que estaba sucediendo, pero por primera vez en su vida, alguien había entrado a su territorio. Algo nunca antes visto, aquello lo lleno de una emoción que nunca había experimentado. Tenía tantas preguntas y quería hablar de tantas cosas, pero ahora la visitante había perdido la consciencia.

Se cuestionó si había sido su culpa que  no reaccionara. Pero él no había querido herir de ninguna manera. Todos esos pensamientos surgieron e invadieron sus ideas.

Sin pensarlo demasiado, decidio tomarla en sus brazos y llevarla a su castillo.

Habían pasado varios minutos en los que el joven no apartaba sus ojos de la fémina, no es como si nunca hubiese visto a una mujer, había visto a algunas mujeres humanas, pero muy de lejos, nunca le habían llamado la atención. La que tenía frente suyo se veía similar a una humana, sin embargo Luffy podía entender que no se trataba de una. Su sola existencia y presencia le generaba mucha intriga e interés.

Prestó atención a las facciones delicadas de su rostro. Era mucho más bella que cualquier mujer humana, su cabello era tan negro, abundante y largo, que Luffy pudo pensar que podría perderse en aquella oscuridad. Sin embargo ante él se veía tan vulnerable y delicada, aunque el sabía que debía tener cuidado, ella irradiaba energía, energía similar a la suya.

Los párpados de ella fueron abriéndose poco a poco, un par de parpadeos después fueron suficientes para que se percataran de la presencia del joven tan cerca de ella. Fue en un segundo que su cuerpo se tenso y como pudo se tapó su rostro e intento esconderse detrás de una gran columna de mármol.

—Lu-lu-luffy...—dijo ella en medio de sus nervios que cada vez aumentaban más—Por favor, no me mires así, ¡me da mucha vergüenza!

El muchacho se detuvo por un segundo y rápidamente la tomó por la muñeca para descubrir su rostro.

—¿Cómo sabes mi nombre?—Luffy la miraba expectante y algo sorprendido.

—B-bueno es que yo...

Mil Años Sin Ti | LuHanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora