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Observaba con toda su atención los trazos suaves y algo inseguros de su hija, le recordaba a ella misma a su edad, intentando mejorar en algo que la motivaba mucho como era poder imitar cosas en su cuaderno de dibujo. Ella buscaba en revistas y diarios las imágenes que más le llamaban la atención y luego pasaba horas replicándolas. Para su hija era un poco más fácil, solo buscaba lo que quería en su ipad y luego comenzaba a dibujar. —¿Te parece que me está quedando bien? —Eso también era distinto, cuando era una niña pasaba mucho tiempo a solas, nadie para decirle que lo que hacía era correcto o incorrecto. —Te está quedando muy bien, luego el color lo hará mucho mejor. —A veces le mostraba a su hermana mayor, pero Taeyeon ya era casi una adolescente y tenía otros intereses mucho más divertidos que ver los dibujos de su hermana pequeña.

Quizá si alguien le hubiera dicho lo buena que era a esa edad hubiera sido menos insegura, tal vez se habría dado cuenta de que su futuro se encontraba en ese talento y se hubiera ahorrado todos los problemas que tuvo durante su corta vida. Igual, nada le aseguraba eso, pero al menos podía no repetir el error con su hija. —Tienes mucho talento. —Agregó, como consecuencia de sus propios pensamientos y luego la sonrisa que se formó en el rostro de su hija fue paga más que suficiente para confirmarle que no estaba mal adular el trabajo de su única hija.

Una enfermera entró con un carrito, lo que significaba que ya era su hora de almorzar. Lentamente le comenzaban a incluir comidas líquidas y no tan espesas, era un trabajo difícil, pero Minjeong hacía el esfuerzo para poder dejar la sonda definitivamente. Quería volver a sentirse como una humana independiente. —El menú de hoy es pescado cocido con puré y el postre es una rica papilla de frutas. —Hizo una mueca de disgusto porque la comida no tenía mucho sabor, pero sabía que le tomaría un buen tiempo volver a comer las cosas que tanto le gustaban antes. —Y para la pequeña Han. —La enfermera levantó la bandeja que cubría la comida. —Un rico cupcake de chocolate. —Su hija ya se había ganado el corazón de casi todas las personas que hacían las rodas con ella y no podía culparlos, su hija tenía una personalidad muy dulce. No podía negar que durante todos esos años, Jimin había hecho un muy buen trabajo con ella.

Hanni se bajó de la cama y se sentó en el sofá de al lado para comer su cupcake mientras la enfermera se daba el trabajo de ayudarla a comer bocado por bocado. Era agotador, incluso algo molesto comer, pero cuando su hija estaba en la habitación se esforzaba el doble para hacer las cosas bien, no quería que ella la vea batallar con algo que debería ser tan sencillo como tragar un poco de pescado con puré.

—¿Lo hiciste tú, Han? —Mientras la enfermera esperaba a que Minjeong termine de tragar su pescado, decidió preguntarle a Hanni por el dibujo que estaba en la mesa. Hanni asintió, tenía el borde de su labio manchado con chocolate. —Es Cinnamoroll, un personaje de Sanrio.

—Lo conozco, tengo una hija cercana a tu edad y le gusta mucho Melody.

—My Melody. —Corrigió la niña, lo que se ganó una sonrisa de la enfermera que ahora ayudaba a Minjeong con otro trozo de pescado. El diálogo entre la enfermera de ella y su hija la distrajo lo suficiente como para poder terminarse el pescado e incluso comer algo de la papilla de fruta.

La enfermera tomó todos los restos y se los llevó. —Vuelvo en unos minutos, hay que limpiarte los dientes. —Eso le recordaba que todavía había tantas cosas que no podía hacer, tenía tanto por delante que era completamente frustrante.

—Le pedí a mamá que ponga mis vídeos de patinaje en el ipad ¿Los quieres ver? —Pero ahí estaba su hija, integrándola en su rutina, viéndola como su mamá sin importar sus incapacidades. Por supuesto que asintió y por supuesto que se pasó las próximas horas viendo vídeos de su hija patinando y luego vídeos de las mejores patinadoras que eran las ídolas de su hija.

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