iii. Halloween

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III  HALLOWEEN

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III  HALLOWEEN



𓆉




LOS CASTIGOS COMENZARON TRES días después de lo sucedido. Bella tuvo que soportar las caras largas de sus compañeros de casa al ser ella la causante de que les quitaran puntos a Slytherin, pero realmente, a Gryffindor le había ido peor y ese era su consuelo.

Y no solo eso, también tenía que ser testigo de la forma en que Severus se moría por hablarle a Lily y no poder hacerlo por una pelea que tuvieron después de que Potter lo humillara frente a toda la escuela. Snape se había disculpado por llamarla sangre sucia, pero Lily no aceptó sus disculpas; Bella encontraba esto demasiado estúpido, porque debería ser Severus el ofendido, no ella.

De cualquier manera, ahora mismo está sentada en el salón de Transformaciones, donde McGonagall la observa con su ceja hacia arriba. Es la única en la sala desde hace veinte minutos, y sabe que tiene que decir algo.

—¿Sigue creyendo que vendrán?

—Son revoltosos, pero no irresponsables. Los conozco bien, señorita Baxter.

Bella levantó las cejas.

Seguro, lo suficiente como para no darse cuenta de las agresiones hacia Severus...

McGonagall dejó de escribir con su pluma y mientras soltaba un suspiro, la miró por encima del marco de sus anteojos.

—Eso no es verdad —contestó, sin una gota de enojo o irritación, más bien había mucha paciencia en su tono—. Aún así, me pregunto cuál es su interés en el señor Snape, ¿ustedes dos están...

—Oh, no —intervino Bella—. Somos amigos, ¿o usted piensa lo mismo de Black y Potter? Es decir... incluso en sus abusos hacia los demás están juntos.

—Señorita Baxter —continuó McGonagall, muy serena—, no termino de entender de dónde surge este problema con los muchachos. No puede solamente ser por... los abusos, como usted dice.

Bella se encogió de hombros.

—Para mí es razón suficiente —contestó—. No me gustan los aprovechados.

McGonagall levantó su mirada.

—Muchachos, qué bueno que se dignaron en acompañarnos.

Detrás del marco de la puerta, Sirius y James estaban recostados en esta mientras Peter y Remus se encontraban detrás de ellos, solo con la cabeza asomada, casi con miedo. McGonagall les hizo una seña para que se adentraran al salón, y ellos le obedecieron de inmediato.

Mermaid Spirit.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora