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IX AMORTENTIA
𓆉
SIRIUS MIRÓ A SNAPE Y SELWYN ignorar a Bella los siguientes días. La rutina de su amienemiga (o algo así) tampoco había cambiado mucho, a decir verdad; seguía comiendo sola, y en los tiempos libres se colaba con su hermana y algunas chicas de séptimo. A Sirius, internamente y sin decirlo en voz alta, le daba gusto de que ya no estuviera tan abandonada.
Pero cada que la luna llena se acercaba otra vez y Remus se decaía más, Snape se ponía más pendiente con lo que hacían y dejaban de hacer. Como hace un par de días, cuando Remus se quedó dormido del cansancio que cargaba en la clase de McGonagall y Peter se ofreció a llevarlo a la enfermería. Snape pidió permiso para ir al baño y Peter dijo que lo vio husmear en la enfermería.
Todo se estaba volviendo más frustrante de lo que pensó, porque no sabía qué hacer con Snape.
—No lo descubrirá —decía Colagusano—. Y si lo hace, Dumbledore no dejará que...
—Esto no es sobre mí —mencionó Lunático—. Si mi secreto se descubre estaré bien, pero si el de ustedes sale a la luz...
James se había cruzado de brazos, inquieto.
—¿Por qué estamos siendo tan pesimistas? Merlin, si no han descubierto nada en seis años, no lo harán ahora. Dejen de preocuparse. Especialmente tú, Lunático.
Sirius los observó sorpresivamente en silencio. Todo lo que tenía que decir ellos ya lo sabían, excepto...
—¿Creen que es por eso que Bella dejó de ser su amiga?
Peter juntó sus cejas, confundido. Quiso preguntarle qué tenía que ver su amiga aquí, pero tampoco quería sonar como un odioso.
—Es probable —observó James—. No me sorprendería, sigue siendo hermana de Myrcella. ¿Qué tiene que ver Bella aquí?
Sirius los miró a todos y se encogió de hombros.
—Solo pensaba.
—Claro —musitó Remus—. No pienses mucho, te vas a quemar las neuronas.
Peter agregó: —Si le quedan algunas.
James se rió.
Sirius no les prestó atención.
En Pociones con Slughorn, no pudo dejar pasar el hecho de que Bella estaba en la mesa al final de la mazmorra, sola. En clases no estaban sus hermanas las amigas de estas, tampoco podía disimular tanto su soledad con leer libros muggles como hacía en las comidas. Y, entonces, también se dio cuenta de que le estaba regalando a Bella Baxter mucho tiempo. A él no tenía que importarle si estaba sola o acompañada, ni siquiera se llevaban bien.
