La noche de la fiesta había llegado, y Yoongi, aunque no era amante de los eventos sociales, sabía que esta vez sería diferente. Se encontraba en su habitación, ajustando los detalles finales de su atuendo frente al espejo. Vestía un traje oscuro, perfectamente cortado a su medida, que realzaba su figura delgada pero fuerte. Mientras se abrochaba los gemelos, su mente estaba en otra parte: Jimin. Sonrió ligeramente al pensar en lo bien que se vería su novio esa noche.
Jimin, por su parte, estaba en la sala terminando de prepararse. Había elegido un conjunto en tonos pastel, que contrastaba perfectamente con el atuendo oscuro de Yoongi. Los colores suaves y los detalles elegantes lo hacían lucir radiante, con un aire de delicadeza que resaltaba aún más su belleza natural. Mientras se peinaba, no podía evitar sentir un cosquilleo de nervios en el estómago. Esa noche conocería a los padres de Yoongi, algo que lo emocionaba y aterraba al mismo tiempo.
Cuando Yoongi bajó y vio a Jimin, quedó sin palabras por un momento. La luz suave de la lámpara de la sala realzaba el brillo natural de Jimin, haciendo que su piel pareciera casi etérea. Con una sonrisa sincera, Yoongi se acercó y, tomando su mano, le dijo en voz baja: "Te ves increíble, Jimin".
Jimin sonrió y bajó la mirada por un momento, sintiendo que el cumplido de Yoongi lo llenaba de una calidez que contrastaba con los nervios que llevaba dentro. "Tú también te ves muy bien", respondió, mientras lo observaba detenidamente. Jimin nunca había visto a Yoongi con un traje tan formal, y el contraste entre ambos era simplemente perfecto.
Con todo listo, se dirigieron al coche de Yoongi. El viaje hacia el hotel transcurrió en silencio, roto solo por el suave murmullo de la música que Yoongi había puesto para relajar el ambiente. Jimin miraba por la ventana, viendo cómo las luces de la ciudad pasaban fugazmente, mientras sus pensamientos se entremezclaban entre la emoción y la preocupación. Al llegar al hotel, la imponente fachada y la lujosa entrada lo hicieron tragar saliva. "Todo estará bien", se repitió mentalmente mientras tomaba la mano de Yoongi antes de salir del coche.
Al entrar, el hotel irradiaba lujo en cada rincón. Las paredes estaban decoradas con elegantes molduras doradas, y enormes arañas de cristal colgaban del techo, bañando el vestíbulo en una luz cálida y sofisticada. La gente que los rodeaba vestía trajes caros y vestidos de alta costura, cada uno transmitiendo un aura de éxito y poder. Yoongi notó el nerviosismo en los ojos de Jimin y, apretando su mano suavemente, le susurró al oído: "Solo somos tú y yo esta noche. No te preocupes por nada más".
Los padres de Yoongi los recibieron en una esquina del salón, junto a otros socios importantes de la empresa. Su madre, una mujer elegante y siempre serena, fue la primera en notar a Jimin. Sus ojos se abrieron ligeramente por la sorpresa cuando Yoongi, con una sonrisa orgullosa, le presentó a su novio. "Mamá, papá, este es Jimin", dijo Yoongi con una calma que Jimin envidiaba.
La madre de Yoongi, después de superar la sorpresa inicial, sonrió ampliamente y abrazó a Jimin con una calidez inesperada. "Es un placer conocerte, Jimin. Yoongi nos ha hablado mucho de ti", dijo, aunque todos sabían que eso no era del todo cierto, ya que Yoongi nunca había mencionado a Jimin en sus conversaciones. Sin embargo, había algo en la mirada de su madre que indicaba una aceptación inmediata, como si comprendiera que Jimin era alguien muy especial para su hijo.
El padre de Yoongi, siempre más reservado, también estrechó la mano de Jimin con una sonrisa aprobadora. "Bienvenido a la familia", dijo con un tono que transmitía más que simples palabras, dejando claro que, aunque no lo había dicho, estaba complacido de ver a su hijo feliz.
La noche avanzó con una mezcla de conversaciones triviales y presentaciones formales. Jimin se sintió un poco abrumado al ser presentado a tantas personas importantes, pero Yoongi no lo dejó solo ni un momento, manteniéndolo siempre cerca y haciendo todo lo posible para que se sintiera cómodo. En varios momentos de la noche, Yoongi colocaba su mano en la parte baja de la espalda de Jimin, un gesto pequeño pero reconfortante que le recordaba que estaban juntos en esto.
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Días Infinitos YOONMIN
FanficLa vida de Min Yoongi, un exboxeador de 28 años que, tras haber sido diagnosticado con cáncer, se ve obligado a abandonar el deporte que lo definía. La enfermedad no solo le ha arrebatado su carrera, sino también su sentido de identidad y propósito...