2- Beso

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La mañana no fue sencilla para ninguno, ambos estaban avergonzados por cosas distintas, el chino había rebuscado la llave del hogar eslavo entre las ropas del menor, lo había colocado en su cama y acomodado lo mejor posible, es lo que haría cualquier amigo, pero el chino tenía una política y costumbres distintas, no podía entrar al hogar de una persona y mucho menos tocar sus cosas sin antes consultar, y el ruso reconocía que perdió el control ayer y su mayor había rebuscado entre su ropa para encontrar la llave, además que entró a su habitación, un lugar privado y sagrado para muchos.
Pero, ¿podía enojarse?, no, claro que no, las intensiones de su amigo fueron buenas en todo momento, y el movimiento en la planta de abajo y el aroma a comida casera despertaba su apetito.

Levantándose se colocó unas pantuflas y se quitó el gorro, observando detenidamente su habitación, en busca de algo que pudo haberlo avergonzado más, quizás ropa sucia, algún objeto privado, alguna foto, algún escrito, algunos peluches que aún conservaba, no había nada fuera de su lugar, y fue un alivio.

—Ahh~..

Suspiró por último para cerrar la puerta tras de sí.

Bajó con cautela, haciendo rechinar la madera vieja bajo sus pies, escuchando el ajetreo en la cocina, y el aceite cocer algún ingrediente.
Inevitablemente esto le trajo un déjá vu, recordaba alguna fecha festiva, navidad, año nuevo, algún cumpleaños, o 9 de mayo, en el que bajaba luego de una siesta, atraído por el agradable olor a comida, su padre no era fan de cocinar. . , así que siempre era el chino en la cocina, y tras el su padre, o sentando en el sofá, elogiando a la comida del asiático y luego burlas por parte de su padre, pero eran felices así, ahora volvía a tener ese sentimiento de hogar, pero le hacía falta una persona.

— ¿Rusia? Hola, ¿Cómo estas? Discúlpame... mucho, el desorden y mi intromisión, pero quería asegurarme que tuvieras comida caliente al despertar....

Termino de ingresar a la cocina, viendo las sartenes en la estufa con arroz, carne y verduras.

El aroma era exquisito, el no era tan bueno cocinando, y sabía que al chino le encantaban hacerlo.

—Rusia.

—¿Ah? Ah, si, no te preocupes, se que tuviste buenas intenciones...

Tranquilizó a su conciencia, regalándole una leve sonrisa, apartándose para no estorbar tanto, no sabía que más decir o hacer para romper la tensión, pensaba en si el estaría incómodo, aún que un recuerdo intruso borró sus pensamientos.

—¡Ah..!

Dio un pequeño sobresalto a recordar a sus amigos gatunos, buscando con la mirada a alguno para ir hacia el estante donde tenía la comida de estos, no les había dejado comida anoche!.

—Rusia, tranquilo... los alimenté yo al llegar anoche..

Giró al escucharlo, sorprendido de su confesión, admirando una sonrisa pacífica de su parte, que tardó en devolvérsela.

—....Gracias....

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La cena fue tranquila y gustosa para ambos pero ninguno se atrevió a iniciar una conversación, no querían arruinar el momento, China se sintió extrañamente angustiado, y Rusia, raramente conmovido, y quizás la tensión empeoró cuando ambos empezaron a lavar lo sucio, ninguno quería dejárselo al otro y era entendible.

—Esto es lo último, gracias por ayudar— Soltó por fin el ruso al dejar el último plato en limpio y seco en el almacenaje.

—No es problema...— sonriendo levemente y de nueva cuenta se creó un silencio. —Bueno... creo que es hora de irme, debo seguir con el trabajo.

𝑪𝒉𝒊𝒏𝒂 𝒙 𝑹𝒖𝒔𝒊𝒂 ☜☆☞𝟹𝟶 𝚍𝚒́𝚊𝚜 𝙾𝚃𝙿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora