Julián Alvarez (1)

202 5 0
                                    

El calor de la tarde caía sobre las calles de Madrid y yo caminaba a paso rápido, con el corazón acelerado y la respiración entrecortada. No por el calor, sino por los nervios. No podía creer que había accedido a esta locura. Mis amigas me habían convencido de asistir a un evento benéfico de fútbol, una de esas actividades donde las celebridades se mezclan con la gente común y corriente. Yo no era precisamente fanática del fútbol, pero algo en la insistencia de mis amigas me había hecho ceder.

Al llegar al estadio, el bullicio me envolvió. Personas reían, hablaban y tomaban fotos y yo me sentí pequeña entre la multitud. Mis amigas me llevaron hacia el borde del campo, donde los jugadores estaban calentando.

Reconocí a algunos de ellos por las fotos que había visto en las revistas y en internet, pero uno en particular captó mi atención. Julián Álvarez, delantero argentino, con su inconfundible cabello castaño y su sonrisa tímida, estaba a pocos metros de mí. Aunque no seguía el fútbol, sabía quién era. Había escuchado hablar de él, de su humildad y su talento.

-¡Vamos, Marta!- Dijo Clara, una de mis amigas, dándome un suave empujón.- No todos los días estamos tan cerca de gente así.

Rodé los ojos, tratando de actuar como si no me importara. Pero la verdad era que la presencia de Julián me había dejado un poco nerviosa. Decidí apartarme del grupo y buscar un lugar más tranquilo. Encontré un pequeño espacio junto a una de las vallas y me quedé allí, observando cómo el sol empezaba a caer detrás del estadio.

De repente, sentí una presencia a mi lado. Me giré y vi a Julián, con una botella de agua en la mano, mirando hacia el horizonte con la misma expresión pensativa que yo misma había adoptado unos minutos antes. Me quedé inmóvil, sin saber qué decir o hacer.

-Hola.- Dijo Julián, rompiendo el silencio con una sonrisa suave.

Parpadeé, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. No era como si no hubiera visto a una celebridad antes, pero algo en la naturalidad de su saludo me descolocó.

-Hola.- Respondí, finalmente, con un tono que intentaba no sonar tan inseguro como podía ser.

Julián tomó un sorbo de agua y me miró de nuevo. Había algo en sus ojos que transmitía una mezcla de curiosidad y amabilidad.

-¿No te gusta mucho el fútbol, verdad?- Preguntó él, inclinando la cabeza.

Sonreí, un poco avergonzada.

-¿Tan obvio es?- Bromeé, lo que hizo que Julián soltara una pequeña risa.

-No te preocupes. No todos tienen que ser fanáticos. A veces es solo cuestión de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado.

Asentí, sintiéndose un poco más cómoda.

-Mis amigas me arrastraron aquí.- Admitió.- Aunque ahora me alegro de haber venido. Es un ambiente bastante distinto.

Julián asintió, como si entendiera perfectamente lo que quería decir. Se quedó en silencio un momento, mirando a la multitud y luego se giró otra vez hacia mí.

-¿Sabes?- Dijo él.-  A veces, incluso para nosotros, los que jugamos, se trata más de la gente que de los goles o los trofeos. Es un recordatorio de por qué empezamos en primer lugar. Por la pasión, por la conexión.

Lo miré, sorprendida por la sinceridad de sus palabras.

-Eso suena... bonito.- Dije, sin saber exactamente cómo responder.- Creo que nunca lo había visto de esa manera.

Julián sonrió de nuevo, esta vez con una calidez que hizo que mi corazón se acelerara un poco más.

-La vida tiene formas curiosas de mostrarnos lo que es importante.- Dijo él, mirándome directamente a los ojos.- A veces es una conversación, a veces es una persona. Nunca sabes cuándo puede suceder.

El silencio entre nosotros se llenó de una extraña pero agradable tensión. Sentí una conexión inesperada, una sensación de que esta conversación, por simple que fuera, tenía un peso que iba más allá de lo superficial.

Antes de que pudiera responder, una voz llamó a Julián desde el campo. Él levantó la mano en señal de que había escuchado y luego volvió su atención a mi persona.

-Parece que debo volver.- Dijo, con una expresión de ligera decepción.- Pero me alegra haberte conocido, Marta.

Sentí que algo en mi pecho se hundía un poco al saber que la conversación estaba llegando a su fin.

-Igualmente, Julián.- Respondí, dándome cuenta de que lo llamaba por su nombre por primera vez.- Buena suerte en el partido.

Él sonrió, esa sonrisa que, por lo que pude intuir en esos pocos minutos, era una mezcla perfecta de timidez y confianza.

-Gracias.- Dijo, antes de girarse y empezar a caminar de regreso al campo.

Me quedé allí, viendo cómo Julián se alejaba, con la extraña sensación de que algo había cambiado dentro de mí. No era solo un encuentro con una celebridad, sino era una experiencia que la había hecho ver las cosas de una manera diferente.

Julián caminó unos pasos antes de detenerse y volverse hacia mí. Noté una ligera vacilación en su mirada, como si estuviera debatiendo algo en su mente. Luego, con un gesto decidido, regresó hacia aquí, esta vez con una sonrisa más íntima, casi cómplice.

-Antes de irme...- Dijo Julián, mientras jugueteaba nerviosamente con la botella de agua.- No sé si esto te interesaría, pero mañana jugamos un partido amistoso aquí en Madrid. Es un evento más relajado, nada oficial. Me encantaría que vinieras como invitada.

Sentí que el corazón me daba un vuelco. La invitación me tomó por sorpresa, pero algo en la forma en que Julián lo dijo, con esa genuina emoción, me hizo sonreír.

-¿Como tu invitada?- Pregunté, con una ceja levantada y una sonrisa juguetona.

-Sí.- Respondió él, sonriendo con más confianza.- Prometo que no te aburrirás. Y después del partido podríamos salir a dar una vuelta por la ciudad, si te apetece.

La propuesta hizo que me sintiera en calma. No solo por la emoción de asistir a un partido como invitada especial, sino por la idea de pasar más tiempo con Julián, conociéndolo fuera del campo.

-Me parece una gran idea.- Dije finalmente, mi sonrisa reflejaba la emoción que sentía.- No soy una experta en fútbol, pero creo que podré disfrutarlo.

-Te aseguro que lo harás.- Dijo Julián, y la forma en que me miraba me hizo pensar que tal vez no solo se refería al partido.- Entonces, ¿Mañana a las cinco? Te dejaré unas entradas en la taquilla.

Asentí, sintiendo cómo una corriente de entusiasmo me recorría. Julián le dedicó una última mirada cálida antes de regresar al campo.

-Nos vemos mañana, Marta. Será un día especial, lo presiento.

Lo observé mientras se alejaba, su figura fundiéndose con la de sus compañeros en el campo. Sentía que había algo más que solo una invitación a un partido. Era como si, en ese breve intercambio, ambos hubieran abierto una puerta a algo nuevo, algo que podría cambiar sus vidas de maneras inesperadas.

Mientras salía del estadio, supe que esa invitación no era solo para un partido. Era una invitación a descubrir lo que podía surgir entre ellos, una posibilidad que me llenaba de una mezcla de nervios y emoción.
———————————————————————
¡Nueva historia corta!

Sigo sin creerme este fichaje del atlético de madrid🫣

Volvemos a leernos pronto❤️

ONE SHOTS/ FutbolistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora