-Aitana tía, tienes que acompañarme a esa fiesta.- Lisa, tu compañera de piso estaba empeñada en que lo hicieras.
-¿Para qué? Yo no quiero ir a una de esas fiestas de ricos a las que vas últimamente.- Rodaste los ojos.- Y no me vengas con eso de "nunca sabes quién puede aparecer en esa fiesta" porque sabes que no me vas a convencer.
-La vida son experiencias cariño, súbete a este tren antes de que te arrepientas.
Y como siempre, acabó liándote para ir a esa casa, aunque no fuera el plan que más te apeteciera.
Llegasteis al barrio más rico de la ciudad y parasteis justo enfrente de una de sus lujosas casas.
¿De qué millonario era ese chalet? No tenías ni idea, pero debía costar un pastón.
Lisa llamó al timbre y tú te recolocaste el bajo del vestido antes de que os abrieran la puerta.
-Hey, ya sabía que ibais a acabar viniendo.- Un alto chico os saludó con toda la efusividad del mundo.- No os quedéis ahí.- Ese chico os acompañó a la cocina mientras ponía a Lisa al día de todos los cotilleos de la noche.- Va a haber futbolistas, al parecer un amigo del dueño tiene muy buena relación con el club y han aceptado las invitaciones.
¿Había dicho futbolistas? Esta fiesta empezaba a ponerse interesante por segundos.
En cuanto entraste en el recinto diste vueltas por la casa en un intento de inspeccionar la situación para ver qué se estaba tramando entre estas cuatro paredes.
Veías gente a tus alrededores, más de la que creías y en cierto modo era agobiante para ti, la música estaba a todo volumen, el alcohol rebosaba por todas las esquinas y el desfase era evidente.
De cierto modo era agobiante para ti, así que te giraste para emprender tu camino hacia el jardín para relajarte.
Lo malo vino cuando un capullo chocó contra ti y te tiró su copa por encima.
-Genial, lo que me faltaba para acabar de joder la noche.- Soltaste y el pobre te miró apenado.
-Lo siento de verdad, no te he visto y...- Interrumpiste su disculpa.
-Déjalo, no estoy para estas mierdas.
Saliste de ahí a toda prisa, el propio bochorno de la situación te hizo huir. En cuanto saliste al exterior, pudiste ver que había la misma gente, solo que esta se divertía en la piscina, suspiraste y esquivaste a toda la gente para irte a la zona más lejana.
-Aitana, lo siento de verdad, no quería mancharte.- Ese chico alto apareció delante de ti y alucinaste con que supiera tu nombre, tanto que se lo preguntaste.
-¿Quién eres y por qué te sabes mi nombre?
No contestó, simplemente sonrió y cogió tu mano para arrastrarte a la salida, hacia un coche negro, bastante caro a tu parecer.
-Al menos dime cómo te llamas.- Dijiste antes de subirte en el asiento del copiloto.
-Nico.- Lo miraste y de repente te pareció lo más atractivo del mundo.
No sabías dónde te estaba llevando, pero no sentías que fuera una situación que te generara ninguna especie de incomodidad, de hecho te sentías plenamente cómoda en su compañía.
Acabasteis en las afueras, en una preciosa urbanización en la costa mediterránea, frente al mar, los dos solos.
-Puede que no sea la mejor situación para conocer a alguien, pero al menos el lugar lo compensa.- Dijo, Nico sonrió y salió del coche.
Saliste detrás de él, a seguir sus pasos.
-Casi ni sé quién eres y te estoy siguiendo a una playa a medianoche, esto es de locos.
Se sentó en la arena, sin importarle un bledo si se manchaba o no esa ropa.
-A veces la vida te enseña que vale más no saberlo todo sobre la persona que estás conociendo, porque todo aquello que le rodea influye más de lo que lo hace la propia persona.- Dijo.
-Oh vamos, ni que fueras hijo de un narco.- Rodaste los ojos.- Estabas en una casa de ricos en una fiesta de futbolistas, creo que no hay mucho más a explicar.
-Ese es un gran punto, sí.- Rio y tú con él.- Pero ojalá la gente dejara de verme como uno.
-Nico, tienes toda la razón, no te conozco en absoluto.- Se sentaste a su lado y lo obligaste a mirarte.- Lo que sí he conocido hoy es a un rubio de metro noventa, guapo, atlético, que odia las multitudes tanto como yo y cree que la playa es un refugio maravilloso.- Sonreí.- Y por ahora nada de esto me disgusta.
Negó con la cabeza en un intento de sacar de su cabeza todas las ideas que estaban torturándolo y puso su mano en tu mejilla.
-Cuando me acerqué a ti en ese jardín me di cuenta que estabas horrorizada con la situación, sabía que no eras una de ellas, de las que vienen en busca de alguien a quien agarrarse.- Fijó sus ojos en los tuyos.- Y solo por ese motivo ya me moría de ganas de conocerte un poco más.
Sus labios se estamparon contra los tuyos y te pareció el momento más maravilloso de esa noche.
Acabasteis besándoos en la arena hasta que el sol salió marcando el amanecer, uno junto al otro sin separaos ni un solo instante y fue absolutamente maravilloso.
El cuerpo te pedía más de Nico, querías conocerlo más, te quedaste con ganas de saber cómo sería una vida a su lado y sin quererlo pasaste a ser suya, su Aitana.
Él adoraba esa faceta tuya, tu simplicidad, tu forma de vivir la vida lejos de las extravagancias y le apoyaste en todo aquello que le pasaba en su carrera. Desde el año en Valencia hasta el nuevo comienzo en Portugal.
Él te adoraba y tú a él también, más que a nada.
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¡Nueva historia!Después de tantos días vuelvo a estar aquí, os pido paciencia con los One Shots que quedan, os sigo teniendo presentes❤️
Volvemos a leernos pronto✨
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ONE SHOTS/ Futbolistas
Fiksi PenggemarLas historias cortas de tus jugadores favoritos.