Capítulo 5: Una Propuesta Peligrosa

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La tormenta de nieve había cesado durante la madrugada, dejando un manto blanco que reflejaba la luz de la luna sobre Hallstatt. La pequeña ciudad a orillas del lago parecía congelada en el tiempo, pero Laura sentía que todo a su alrededor se movía a una velocidad vertiginosa. El encuentro con Hans la noche anterior había dejado una huella imborrable en su mente, y mientras caminaba de regreso a la posada, no podía dejar de pensar en lo que había descubierto.

A la mañana siguiente, Laura se despertó con la cabeza llena de dudas. La oferta tácita que Hans le había hecho, esa insinuación de que las cosas podrían ponerse "interesantes", la había dejado intranquila. Sabía que estaba jugando un juego peligroso, uno en el que las reglas no estaban claras y donde cualquier error podría costarle caro. Pero la curiosidad, ese impulso que la había llevado a seguir pistas hasta los rincones más oscuros del mundo, era una fuerza imparable en su interior.

Se vistió rápidamente y decidió salir a caminar por el pueblo para despejar su mente. El aire frío y fresco de la mañana le ayudó a enfocar sus pensamientos. Mientras recorría las estrechas calles empedradas, llegó a la conclusión de que la única forma de salir de esta encrucijada era enfrentarse directamente a Hans. Necesitaba respuestas, pero también necesitaba mantener el control de la situación. No podía permitirse que él la manipulara.

Cuando llegó a la puerta de la casa de Hans, su mano tembló por un instante antes de tocar. Esta vez, no tuvo que esperar. La puerta se abrió casi de inmediato, como si Hans hubiera estado esperando su llegada.

-Laura -dijo Hans con una sonrisa enigmática-. Qué agradable sorpresa verte tan temprano. Pasa, por favor.

Laura entró sin decir una palabra, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza. Sabía que este encuentro podía cambiarlo todo, y no estaba segura de estar preparada para las consecuencias.

Hans la condujo a la sala de estar, donde una pequeña chimenea crepitaba, llenando la habitación con un calor acogedor. Le indicó que se sentara en el sillón frente a él y tomó asiento, cruzando las piernas con una elegancia despreocupada que la puso aún más en alerta.

-Has venido a buscar respuestas, ¿verdad? -preguntó Hans, su voz suave pero cargada de una peligrosa seguridad.

Laura asintió lentamente.

-Quiero saber qué estás planeando, Hans. No puedo simplemente ignorar lo que he descubierto. Pero también sé que no puedo detenerte. No sin poner en riesgo mi propia vida.

Hans la miró con una intensidad que la hizo sentirse expuesta, como si pudiera ver a través de ella.

-Sabes, Laura, me agrada tu sinceridad -dijo con una sonrisa que no llegaba a sus ojos-. Y precisamente por eso, estoy dispuesto a hacerte una propuesta.

Laura lo miró, sin saber si debía sentirse aliviada o preocupada.

-¿Qué clase de propuesta?

Hans se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas, sus ojos fijos en los de Laura.

-Es simple. Te ofrezco acceso exclusivo a mi información. Todo lo que quieras saber, sobre mí, sobre mis operaciones, sobre las personas que me rodean. Pero, hay una condición.

Laura sintió cómo la tensión en la habitación aumentaba con cada palabra que salía de los labios de Hans.

-¿Qué condición?

-No puedes revelar mi verdadera identidad -dijo Hans con una firmeza que dejaba claro que no estaba dispuesto a negociar-. Podrás escribir tus historias, hacer tus reportajes, pero Hans Gruber seguirá siendo un fantasma para el mundo.

Laura lo miró fijamente, tratando de medir las implicaciones de lo que él le estaba pidiendo. Sabía que aceptar esa propuesta la pondría en una posición extremadamente peligrosa, pero también significaba obtener la historia de su vida, una que podría catapultarla a la cima de su carrera.

-¿Por qué harías esto? -preguntó finalmente, desconfiada-. ¿Por qué me darías acceso a tu vida, a tus secretos? ¿Qué ganas tú con esto?

Hans se recostó en su sillón, cruzando los brazos mientras una leve sonrisa curvaba sus labios.

-Confianza, Laura. Gano tu confianza. Y en un mundo como este, la confianza es un arma poderosa. Necesito a alguien como tú, alguien inteligente y con recursos, que pueda moverse entre las sombras sin llamar demasiado la atención. Alguien que entienda que la información es la moneda más valiosa que existe.

Laura sabía que Hans estaba jugando un juego mucho más profundo de lo que podía ver en la superficie. Pero también sabía que él tenía razón. En su línea de trabajo, la confianza era un recurso escaso y preciado. Y ahora él estaba apostando por ella.

-¿Y qué pasa si rechazo tu oferta? -preguntó Laura, sabiendo que la respuesta podría ser más peligrosa de lo que quería admitir.

Hans la miró, su expresión volviéndose seria.

-Entonces tendrás que irte de Hallstatt, abandonar tu investigación y seguir con tu vida como si nada hubiera pasado. Porque si decides ir en mi contra, Laura, no me quedaré de brazos cruzados.

El tono en la voz de Hans no dejaba lugar a dudas. Estaba jugando con fuego, y cualquier movimiento en falso podría acabar mal.

Laura respiró hondo, sopesando sus opciones. Podía irse y dejar todo esto atrás, o podía aceptar la propuesta y adentrarse en un mundo que la fascinaba y aterraba al mismo tiempo.

Finalmente, se inclinó hacia adelante, fijando su mirada en Hans.

-Acepto tu oferta, pero con una condición propia -dijo, sintiendo un atisbo de control volver a ella-. Si en algún momento siento que mi vida está en peligro o que estás traicionando mi confianza, no dudaré en hacer pública toda la información que tenga sobre ti.

Hans sonrió, como si la respuesta de Laura fuera exactamente lo que había esperado.

-Me parece justo -dijo, extendiendo una mano hacia ella-. Entonces, tenemos un trato.

Laura miró la mano de Hans por un momento antes de estrecharla. El apretón fue firme, un símbolo de la alianza peligrosa que acababan de formar.

-Bienvenida a mi mundo, Laura -dijo Hans, con un tono que era tanto una advertencia como una invitación-. Espero que disfrutes del viaje.

El eco de esas palabras resonó en la mente de Laura mientras salía de la casa, sintiendo que acababa de cruzar un umbral del que no había retorno. Ahora estaba más cerca de Hans Gruber que nunca, pero también más vulnerable. Y mientras caminaba de regreso a la posada, una pregunta no dejaba de rondar por su mente: ¿había hecho un trato con el diablo, o simplemente había abierto la puerta a una verdad que no estaba preparada para enfrentar?

El viento frío la envolvió, pero Laura apenas lo sintió. Sabía que su vida estaba a punto de cambiar de una manera que no podía predecir, y que cada paso que diera la llevaría más y más adentro de la oscuridad que rodeaba a Hans Gruber. Pero había tomado una decisión, y ahora tendría que vivir con las consecuencias.

Bajo la Sombra del PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora