En una tranquila tarde de otoño, las hojas caían suavemente sobre el suelo del parque, mientras una adolescente se deslizaba con gracia en su patineta hacia la pista de hielo, ubicada a poca distancia de allí.
Rocío T., de 17 años, se sumergía en la serenidad del paisaje que la rodeaba mientras paseaba, cautivada por la armonía de la naturaleza. A pesar de que el bullicio del entorno intentaba imponerse, los sonidos que brotaban de sus audífonos creaban una burbuja de calma, aislando su mente del ruido y permitiéndole disfrutar de la belleza del momento. Con su cabello medio recogido, de un castaño oscuro profundo, y un elegante clip sosteniendo su flequillo, Rocío destacaba por su belleza única. Sus ojos color miel, aunque ocultos detrás de sus anteojos, brillaban con intensidad, y su mirada imponente revelaba una personalidad fuerte. Sin embargo, su estilo andrógino, con una manera de vestir que desafiaba las convenciones, a menudo la hacía ser confundida con un chico de cabello largo. Pero Rocío no se dejaba definir por las apariencias.
Volviendo a su trayecto, llegó finalmente a su destino, un recinto que albergaba la pista de hielo donde había perfeccionado su arte en las clases de patinaje artístico y había competido en numerosos concursos con sus rutinas icónicas, que habían dejado a la audiencia sin aliento en más de una ocasión. Aunque no lo sabía, ese día algo iba a cambiar drásticamente en su entorno, alterando el curso de su vida para siempre.
Rocío entró en el recinto con determinación, dejando sus cosas en los camerinos y colocándose sus patines con precisión. En ese lugar, no se trataba de hacer amigos, sino de perfeccionar su arte. Ella se centraba completamente en lo que le gustaba, el patinaje artístico.
La profesora entró en la pista, saludando a las alumnas con una sonrisa que ocultaba en secreto.
-Buenos días, alumnas -comenzó a decir-. Hoy les tengo una noticia que podría cambiarlo todo.
Rocío levantó la vista, intrigada, mientras la profesora hacía una pausa dramática.
-El dia de hoy se integra a nuestra clase una nueva alumna, y espero que todas puedan apoyarla para que se acople a nuestro nivel y se sienta parte del equipo -.
Justo en ese momento, la puerta se abrió y una adolescente de alrededor de 16 años entró en la sala, llamando la atención de todas. Tenía un cabello rizado color café claro, con un mechón teñido de rojo que le daba un toque de rebeldía, y un chongo en la parte trasera que dejaba caer parte del cabello por su espalda. Sus ojos grandes de color azúl brillaban con curiosidad, y su sonrisa radiante iluminaba la habitación.
-Hola, mi nombre es Valentina García -dijo con una voz dulce y confiada-. Es un placer conocerlas y espero que podamos ser amigas-.
Su mirada recorrió la sala, conectando con cada una de las alumnas, hasta que sus ojos chocaron con los de Rocío. Fue como un choque de energías, un momento de conexión que pareció suspender el tiempo.
La profesora observó la escena, sonriendo sutilmente, y se acercó a Rocío.
-Rocío, ¿por qué no vas a presentarte con Valentina? -sugirió, con una voz suave pero persuasiva-. Puede que ustedes se lleven bien, no la veas como una competencia aunque lo parezca, querida-.
Rocío dudó por un instante, su rostro reflejando una mezcla de emociones.
-No lo sé, profesora -admitió finalmente-. Hay algo que no me sienta del todo bien-.
La profesora la miró de nuevo, con una expresión de comprensión, y acarició su cabeza con una mano maternal.
-Sé que no te llevas bien con tus compañeras de baile, Rocío, pero intenta cambiar eso. Valentina se ve que es una buena chica, y puede ser una gran amiga para ti-.
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Sombras Del Corazónღ
RomanceRocío, patinadora apasionada, y Valentina, la nueva rival, chocan en la pista y en la escuela. Pero cuando se unen en una banda de rock, la música enciende una chispa que transforma su rivalidad en una conexión profunda. Entre acordes y ritmos, desc...