Capítulo 4

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Pasaron los días y Asmita y Defteros se encontraban más enamorados que nunca. Una tarde, decidieron quedarse en casa y ver una película juntos. Se sentaron en el sofá, abrazados, con una manta sobre ellos.

Asmita apoyó su cabeza en el hombro de Defteros, mientras él rodeaba su cintura con su brazo. La película comenzó y se sumergieron en la trama, pero no podían evitar mirarse el uno al otro y sonreír.

De repente, Defteros se detuvo la película y se volvió hacia Asmita. "¿Sabes qué?", dijo con una sonrisa pícara. "Me alegra haberme casado contigo".

Asmita se rió y lo abrazó. "Yo también me alegro", dijo. "Aunque al principio no lo quería, ahora no puedo imaginar mi vida sin ti".

Defteros la besó suavemente en los labios. "Yo tampoco", dijo. "Te amo, Asmita".

"Yo también te amo, Defteros", respondió Asmita.

Y se abrazaron fuerte, mientras la película seguía pausada en la pantalla, olvidada por el momento. Solo importaba el amor que compartían, y el futuro que se extendía ante ellos, lleno de posibilidades.

Asmita se quedó mirando fijamente a Defteros, tomó sus mejillas y pasó sus dedos por su labio, sintiendo el contorno de su boca y el pequeño colmillo que sobresalía. Soltó un suspiro, excitado por la sensación.

Defteros, sintiendo la mirada y el toque de Asmita, se acercó más a el. Rodeó su cintura con sus brazos y lo alzó, sentándolo en sus piernas. Asmita se sintió envuelto en su abrazo, con su cuerpo pegado al de Defteros.

"¿Quieres que hagamos algo para pasar el rato?", propuso Defteros, con una sonrisa sugerente.

Asmita se sonrojó, pero no pudo evitar sentirse atraído por la propuesta. "¿Qué tienes en mente?", preguntó, con una voz baja y seductora.

Defteros se acercó más a el, su aliento cálido en su oído. "Algo que nos haga sentir vivos", susurró. "Algo que nos haga olvidar todo menos nosotros mismos".

Asmita se estremeció, sintiendo el deseo crecer dentro de el. Sabía que no podía resistirse a la propuesta de Defteros. Quería sentirse vivo, quería sentirse amado. Y sabía que Defteros era el único que podía hacerla sentir así.

Asmita asintió con la cabeza, su voz apenas un susurro. "Sí..."

Defteros sonrió, sus ojos brillando con deseo. Lo alzó en sus brazos y lo llevó a la habitación matrimonial, la misma que habían compartido durante tanto tiempo, pero que ahora parecía llena de posibilidades.

Lo lanzó suavemente sobre la cama, sin violencia, pero con una pasión contenida. Se inclinó sobre él, su boca buscando la suya, pero en lugar de besarla en los labios, comenzó a besarlo por el cuello, suavemente, como si estuviera saboreando su piel.

Asmita se estremeció, sintiendo el deseo crecer dentro de él. Defteros le quitó suavemente la camisa, revelando su torso, y se detuvo un momento para admirarlo, su mirada llena de adoración.

"Eres tan hermoso", susurró, su voz llena de emoción.

Asmita se sonrojó, pero no pudo evitar sentirse atraído por la mirada de Defteros. Se sintió deseado, se sintió amado. Y sabía que esta vez, no iba a detenerse. Esta vez, iba a dejar que el deseo lo llevara adonde quisiera.

Asmita y Defteros se besaban apasionadamente mientras se quitaban la ropa, pieza por pieza, hasta que quedaron desnudos el uno frente al otro. Asmita se sintió atraído por los pectorales de Defteros, y comenzó a tocarlos suavemente con sus dedos.

Defteros suspiró satisfecho, cerrando los ojos para disfrutar del momento. "¿Te gusta lo que tocas?", preguntó con una sonrisa, sin abrir los ojos.

Asmita se sonrojó, sintiendo un poco de vergüenza, pero no pudo negar la verdad. "Sí...", murmuró, su voz apenas audible.

Te odio y Te amo querido Esposo! (DefterosxAsmita)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora