Carta 1:

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"Querido, A veces me sorprendo recordando esos días, cuando todo parecía tan sencillo, tan perfecto. Nunca olvidaré cómo nuestros caminos se cruzaron en la iglesia. Recuerdo cada domingo, sentado en la misma banca, con esos lentes que siempre ajustabas mientras seguías el sermón. Eras alto, y siempre parecías destacarte entre la multitud, pero lo que más me llamó la atención fue tu manera de escuchar, de estar presente en cada palabra.

Tus padres siempre fueron tan amables conmigo, y me sentía parte de tu familia, como si estuviera donde siempre había pertenecido. Nos amábamos de una manera que sentíamos que nada podía romper. Soñábamos con un futuro juntos, con días llenos de risas y noches de conversaciones interminables.

Me acuerdo de cómo planeábamos estar juntos, hablando de nuestro futuro como si fuera algo seguro, algo que solo estaba esperando a que lo alcanzáramos. Nunca te lo dije, pero en aquellos momentos, sentía que el mundo era nuestro, que nada ni nadie podría detenernos.

Esos días eran nuestro pequeño paraíso, un lugar donde todo tenía sentido. Y aunque el tiempo ha pasado, aún atesoro esos recuerdos como si fueran parte de una historia que jamás quisiera olvidar."*

"Cartas que Nunca Entregué"Where stories live. Discover now