Prólogo: El lobo

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Octubre de 1908

Los vaqueros, aquellas figuras que aunque problemáticas y muchas veces molestas, pero que su presencia era significado de grandes e interesantes aventuras, estaban en decadencia, el gobernador de Oregón estaba cazando a los últimos forajidos que quedaban en los prados y llanuras.

La época dorada de estos grupos era algo del pasado en especial gracias a un solo hombre, Hayes Beckett, Beckett era un viejo sheriff proveniente del lado más lejano de los Estados Unidos, era una figura heroica y admirada por jóvenes y viejos por igual.

El anciano a pesar de la edad era hábil y determinado como ninguno, barba canosa y cabellera blanca eran su característica principal junto a una mirada firme y su clásico cigarrillo.

Beckett era implacable, más que un policía parecía ser el depredador natural de los vaqueros, su presencia hacía temblar a cada bandido del este de Estados Unidos, tanto que muchos se entregaban antes de tener que enfrentarlo.

Si este hombre estaba limpiando Estados Unidos, salvó por una banda, a los más temibles y hábiles bandidos del país. Las sombras del lobo.

Eran veloces difíciles de ver, sus robos eran perfectos, muchas veces antes de que alguien se de cuenta de que habían robado sumas millonarias, estos ya habían escapado con su botín.

Pero detrás de las sombras había un hombre, carismático, apuesto, astuto, un líder natural en todo los sentidos.

Sterling Booker

Booker era una leyenda en Oregon, un forajido como ninguno, este tipo se le había escapado y había humillado a cada sheriff de cada pueblo por dónde pasaba. Desde Calexico en California, hasta Blaine en Washington, lo que lo hizo una leyenda.

Sterling siempre pasaba por encima de la ley junto a su banda sin la necesidad de matar gente, incluso entre los policías era relativamente respetado, el lobo y su gente solo asesinaba en casos extremos. Pero por lo usual no lo hacían.

El era la razón por la que Beckett estaba ahí, ya había limpiado el oeste de Estados Unidos, ahora debía limpiar el oeste, con la única misión de dejar tras las rejas al mayor forajido del país, sin importar que clase de trucos tenga que usar.

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