Capítulo I: La leyenda

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Tillamook, Oregón 1908.

Sterling Booker.

El pueblo de Tillamook en Oregon es bastante interesante, un lugar rural algo aislado del restó de Estados Unidos pero con una muy buena industria tanto agrícola como de tala.

Pero los habitantes de este pueblo tenían un pequeño problema, bueno un pequeño gran problema, ese problema era Sterling Booker y su banda las sombras del lobo, la banda de Booker era una banda de vaqueros como ninguna.

Astutos, hábiles, ingeniosos, a pesar de siempre estar armados rara vez necesitaban de sus armas para conseguir lo que querían, si así de hábiles eran, siempre vencían y humillaban a cada sheriff de cada pueblo por el que cruzaban sin tener que disparar una sola bala.

El lobo y su banda lo habían robado todo, trenes, barcos, caravanas, bancos, si era valioso era seguro que Sterling ya lo había robado aunque sea una vez.

En su banda había de todos, adultos, jóvenes, viejos y una bella mujer albina con muy buen ojo para el entorno.

Pero hablemos de Booker. Era un hombre alto, esbelto, con una cabellera castaña y una barba de 3 días como su sello característico, a su mediana edad, siempre vestido con una gabardina de cuero y siempre acompañado con un par de revolver y su esposa.

Su mujer era esa bella albina, oriunda de Rusia como migrante, ella siempre llevaba su cabello blanco amarrado a una trenza y era una increíble exploradora, cosa rara ya que para ella le sería fácil vivir de su belleza.

Ambos veían desde una de las montañas al pueblo viendo el pueblito que aunque no era millonario, en definitiva robar su banco les daría una enorme cantidad de dinero.

—¿Y que tal ese pueblo, lobo?— Comentó la rusa con un tono coqueto y una mirada de reto.

—Me gusta, hay muchos lugares para escondernos, podemos hacer robos pequeños antes del gran día, y en definitiva es lo que estábamos buscando— Le respondió después de quitarle el rifle de francotirador para poder ver mejor el área.

—Vaya, se ve bien, aunque lo voy a extrañar cuando terminemos—ella se recargó sobre uno de los árboles.

—Si, ojalá hubiéramos vivido durante la era dorada de 1870 pero qué más da.

—Ambos suben a sus caballos—¿Y dime que harás cuando tengamos todo ese dinero? Preguntó ella en extremo curiosa debido a la situación.

—Bueno, voy a disolver la banda, compraré un rancho y tendré la vida con la que siempre soñé.

—Ella le da una pequeña patada encima del caballo mientras bajaban la montaña— Bueno soñamos—Corrigió Booker.

—¿Quieres que le llame a los demás, ya sabes para poder hacer el plan?—preguntó Alya con un pequeño semblante de emoción.

—Hazlo querida, pero primero contacta a Benjamin, el se encargará de reunir de nuevo a toda la banda

Ambos bajaron de la montaña por completo, y se escondieron en una cabaña abandonada que habían adaptado como base de manera temporal, ahí Alya liberó a un halcón con una carta hacia el sur para que pudiera comenzar a reunir a la banda.

Después de eso, ambos simplemente comenzaron a cabalgar juntos a lo largo del pueblo para poder mapear el pueblo y preparar el gran día, pero eso no significaba que no podían aprovechar para pasar el tiempo juntos.

Sterling, veía el pueblo ganadero y maderero con algo de cariño y emoción, sabía que si robaba aunque sea una cuarta parte de la fortuna del pueblo, él y su esposa, podrían vivir en paz en un rancho por el resto de sus vidas, envejeciendo juntos y disfrutando de la nueva era de Estados Unidos.

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