Capítulo 8 helados...

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El amanecer trajo consigo una sensación de inquietud. Me desperté con la mente todavía atrapada en los eventos de la noche anterior. La conversación con Abril, su risa, y la promesa implícita de más fotos me había dejado en un estado de ansiedad que no podía sacudirme. Sabía que estaba en un terreno peligroso, pero la necesidad de seguir adelante, de mantener esa conexión, era más fuerte que cualquier preocupación racional.

En la escuela, traté de actuar con normalidad, pero cada vez que veía a Abril, mi corazón latía con más fuerza, y el nerviosismo me invadía. Ella, por su parte, parecía disfrutar manteniéndome en ese estado de incertidumbre. Me saludó con una sonrisa juguetona cuando entré en clase, y durante todo el día, su actitud fue la de alguien que sabía un secreto que los demás ignoraban.

Cada vez que nuestras miradas se cruzaban, ella me sonreía, y yo no podía evitar sonrojarme. Sabía que ella estaba en control, y eso solo alimentaba mi obsesión. No importaba cuánto intentara concentrarme en las clases, mi mente siempre regresaba a los pies de Abril

La última campanada del reloj marcó el final del día escolar, y los estudiantes comenzaron a dispersarse por los pasillos, ansiosos por salir y disfrutar de su tiempo libre. Yo, sin embargo, no tenía prisa. Abril había captado mi atención desde el principio del día, y la idea de pasar un tiempo con ella después de clase me llenaba de una mezcla de excitación y nerviosismo.

Mientras caminaba lentamente hacia la salida, absorto en mis pensamientos, de repente sentí un tirón en mi mochila. Me di la vuelta, sorprendido, y allí estaba Abril, con su expresión juguetona y una sonrisa enigmática que me hizo temblar de anticipación.

—¿Dónde vas tan rápido? —preguntó, casi cantando las palabras—. ¿No te gustaría acompañarme a tomar un helado?

La invitación era inesperada, pero una parte de mí había estado esperando algo así. Traté de parecer más seguro de lo que me sentía realmente y asentí, aunque mi voz temblaba un poco.

—Sí, claro. Me encantaría.

Abril me llevó a la plaza cercana, un lugar que a esta hora estaba lleno de vida. La brisa cálida y el bullicio de los visitantes creaban un ambiente vibrante. Nos dirigimos a una pequeña heladería, donde Abril pidió dos helados de vainilla, con una generosa porción de crema batida y chispas de chocolate.

Mientras comíamos, Abril charlaba animadamente sobre su día y compartía historias divertidas de lo que había pasado en sus clases. Aunque intentaba concentrarme en la conversación, no podía evitar que mis pensamientos se desviaran hacia el encuentro que había tenido la noche anterior y la promesa implícita de más imágenes.

Después de un rato, mientras la conversación seguía de manera desenfadada, Abril se levantó y me hizo una señal para que la siguiera. Sin darme una razón clara, me llevó hacia una parte más aislada de la plaza, cerca de los baños públicos. El cambio en la dirección me sorprendió y me hizo sentir una mezcla de curiosidad e inquietud.

Abril se detuvo frente a los baños y me miró con una mirada que era a la vez traviesa y decidida. Sin decir una palabra, se agachó y se quitó los zapatos, deslizándolos bajo el banco cercano. Luego, se deshizo de las medias escolares con una rapidez inesperada. La transición de sus pies cubiertos a estar completamente descalzos hizo que mi corazón acelerara. No estaba preparado para lo que iba a suceder a continuación.

—¿Te importa grabar esto para mí? —preguntó, mientras se dirigía hacia un rincón del baño—. Quiero tener algo para recordar cuando no esté cerca.

Mi mente tardó en procesar lo que acababa de decir. Miré el teléfono en mi mano, y aunque la idea me sorprendía, no pude negar que la anticipación y el deseo de seguir el juego que Abril había iniciado me impulsaron a aceptar.

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⏰ Última actualización: 4 days ago ⏰

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Los pies de mi amiga abrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora