Abril se quitó rápidamente las sandalias, dejando sus pies desnudos y expuestos. Luego, con un gesto tímido, se sacó la blusa, quedando solo en sujetador.
Pude notar que sus pechos aún no estaban completamente desarrollados, y Abril pareció sentirse un poco insegura al respecto. Sus mejillas se sonrojaron y desvió la mirada.
"Yo... lo siento, sé que no son muy grandes," murmuró, abrazándose a sí misma.
Me acerqué a ella y la abracé con ternura. "Abril, eres hermosa tal y como eres," le susurré al oído. "No tienes nada de qué avergonzarte."
Ella me miró con ojos brillantes, una pequeña sonrisa asomando en sus labios. "¿De verdad lo crees?"
"Por supuesto," afirmé, besando suavemente su frente. "Eres perfecta."
Lentamente, comencé a besar su rostro, bajando por su cuello hasta llegar a sus hombros. Abril se relajó entre mis brazos, suspirando con placer.
Entonces, con delicadeza, tomé uno de sus pies y lo acerqué a mi boca. Besé cada uno de sus dedos, saboreando el leve sabor salado de su sudor. Abril se estremeció, y pude ver cómo su respiración se aceleraba.
Poco a poco, fui subiendo por su tobillo, trazando un camino de besos y suaves mordiscos hasta llegar a su rodilla. Abril se retorcía de placer, sus manos aferrándose a mi cabello.
"Me encanta..." suspiró, su voz cargada de deseo.
Sin dejar de atender sus pies, comencé a desabrochar lentamente mi pantalón. Abril me observaba con ojos ávidos, y cuando finalmente liberé mi miembro, una expresión de asombro cruzó su rostro.
"Wow..." murmuró, acercando su mano tímidamente.
De pronto, una idea pareció cruzar por su mente. "Espera aquí," dijo, y salió corriendo hacia el baño.
Regresó momentos después con un tarro de crema en la mano. Sin mediar palabra, se sentó a horcajadas sobre mí y comenzó a extender la crema por la superficie de sus pies.
"¿Qué estás...?" Pero mis palabras se vieron interrumpidas cuando Abril envolvió mi miembro con sus pies, iniciando un suave vaivén.
Un gemido de placer escapó de mis labios mientras ella mantenía un ritmo constante, sus ojos fijos en mi rostro.
Abril frotó y frotó sus pies cubiertos de crema contra mi miembro, manteniendo un ritmo constante y firme. La sensación era abrumadora, y pronto sentí cómo el clímax se acercaba.
"Abril, yo... no voy a aguantar mucho más," jadeé, l
Mis manos se aferraron a las sábanas, y un gemido gutural escapó de mis labios
Ella me miró con ojos brillantes, una sonrisa traviesa en sus labios. "Entonces déjate llevar," susurró, aumentando la velocidad de sus movimientos.
Finalmente, alcancé el éxtasis, y mi semilla se derramó sobre los pies de Abril, llegando incluso a su mejilla. Ella se estremeció de placer, sin dejar de masajearme hasta que me vi completamente saciado.
Cuando finalmente me recuperé, la miré con una mezcla de asombro y adoración. "Eso fue... increíble."
Ella se inclinó para besarme suavemente. "Me alegro de que lo hayas disfrutado tanto como yo."
Tocó su mano y limpió al igual que lamió suavemente la mancha de su rostro, saboreando cada gota.
Nos quedamos abrazados por un momento, disfrutando de la calidez y la intimidad del momento. Poco a poco, la realidad de nuestra situación volvió a golpearnos.