Entre una ciudad llena de peligro, donde acechan los villanos, el miedo y la deseperacion hay una esperanza, una estela color verde oscuro recorre los callejones, deja a las personas con esperanza, la mayoria lo odia pero las personas que rescato lo...
(pongan la musica si quieren, que quede con el escenario)
Una atmósfera cargada de tensión envolvía a dos figuras, ambas inmóviles, con miradas clavadas en el otro. Uno de ellos vestía una capa carmesí que ondeaba al viento, su cabello largo y blanco contrastaba con sus ojos rojos, y a al alrededor de su cuerpo un monton de manos, destacándose aún más por las marcas oscuras que serpenteaban por todo su cuerpo, irradiando un aura de peligro.
Frente a él, un joven de cabello verde jade se tambaleaba, gravemente herido. Sus pecas apenas se veían a través de las manchas de sangre y barro que cubrían su piel, mientras que sus ojos verdes resplandecían con una furia contenida, como un volcán a punto de estallar. Cicatrices marcaban su cuerpo, testigos de incontables batallas. Ambos respiraban con dificultad, exhalaciones profundas que se mezclaban con el sonido de la lluvia que comenzaba a caer.
Cada gota que golpeaba el suelo resonaba en el silencio sepulcral de la ciudad destruida a su alrededor, amplificando la tensión que crecía con cada segundo que pasaba. La tormenta que se desataba parecía ser un reflejo del inminente choque entre esas dos fuerzas, un enfrentamiento que definiría el destino de lo que quedaba de su mundo.
???: SHIGARAKI -{Grito el peliverde con un enojo gigante}- YA NO TIENES NADA QUE HACER -{Menciono mientras liberaba rayos de su cuerpo}
Shigaraki: Midoriya -{Dijo con una voz seria}- Crees que llegaria a este punto de nuestra pelea sin un plan.
El aire, ya pesado por la tensión, se volvió aún más denso alrededor de Midoriya. Una sensación ominosa se apoderó de él, una sensación que conocía demasiado bien. Algo terrible estaba por suceder.
Shigaraki levantó una mano, como si estuviera invocando a algo antiguo y poderoso, y con un grito que parecía rasgar el cielo, llamó:
"¡MAHORAGA!"
El silencio que siguió fue breve, pero cargado de anticipación. De entre las sombras, una figura titánica emergió. Un ser humanoide colosal de un blanco espectral, cuya piel parecía estar hecha de mármol, se hizo presente. Su cuerpo era macizo, pero lo que más destacaban era la rueda dorada que coronaba su cabeza, girando lentamente como si midiera el tiempo y una gran cuchilla en uno de sus brazos. Cada paso que daba Mahoraga hacía temblar el suelo, y sus ojos vacíos se fijaron en Midoriya con una mirada que parecía juzgar su alma.
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Midoriya: "Mierda." -{pensó, mientras sentía el peso del terror apoderarse de él. Su cuerpo gritaba que escapara, cada fibra de su ser instintivamente buscando una salida}. "Pensé que lo distrajeron..."
Shigaraki, viendo la lucha interna en el rostro de su oponente, sonrió con una satisfacción cruel.
Shigaraki: Vamos, ¿qué pasa, Deku? -{se burló, su voz fría y cortante como un cuchillo}-. ¿Te comió la lengua el ratón? ¿Dónde está esa determinación de héroe de la que tanto alardeabas?
