Gabriel se dirigía al hotel cuando escuchó dos voces airadas provenientes de una multitud. Intrigado, se abrió paso entre hombres y mujeres curiosos, apretujándose hasta llegar al centro del alboroto. Allí, vio a dos personas discutiendo acaloradamente. Cuando una mujer se apartó, Gabriel pudo ver lo que estaba sucediendo. Un joven alto, flacucho y pelirrojo, con pecas en la cara, yacía en el suelo. Frente a él, un anciano bajo, gordo y calvo, con un bigote tieso, blandía un atizador frente a los ojos del muchacho. Cada vez que el joven intentaba levantarse, el anciano lo empujaba de nuevo al suelo.
—¡Aléjate de mí y de mi restaurante, colorado! —gritaba el hombre mayor con furia.
—Señor, en primera soy pelirrojo, no colorado —dijo con seriedad el joven—. Y en segunda, eso es racista.
—¿Qué ocurre? —preguntó Gabriel.
—Un joven intentó comprar comida —le explicó un transeúnte volviéndose hacia él—. Pero el dueño lo echó de su negocio cuando se enteró de que era pelirrojo.
—No quiero volver a verte por aquí —gruñó el anciano.
—La calle es pública —replicó el joven—. Usted no puede prohibirme nada.
Viendo esto, Gabriel decidió que la situación había llegado demasiado lejos. Se adelantó y detuvo el brazo del anciano en pleno movimiento.
—Ya es suficiente —dijo Gabriel en tono firme.
—¡Suéltame! —bufó el anciano.
—De acuerdo —respondió Gabriel, sonriendo.
Al soltarlo, el anciano cayó de espaldas al suelo, soltando una serie de groserías, mientras Gabriel ayudaba al joven a levantarse.
—¿Estás bien? —le preguntó Gabriel.
—Sí, gracias —respondió el muchacho.
—Será mejor que nos vayamos —le susurró Gabriel—. Antes de que la policía nos interrogue.
Luego, Gabriel le dio un leve golpe con el codo en las costillas y señaló discretamente a la policía con un movimiento de cabeza. El joven entendió al instante. Los gritos del anciano resonaron a lo largo de la calle hasta que ambos llegaron a un lugar iluminado por el sol. Entonces, el muchacho extendió la mano para estrechar la de Gabriel.
—Soy Rowan —dijo el joven.
—Yo soy Gabriel —contestó Gabriel.
Al escuchar su nombre, Gabriel supo de inmediato que el chico debía ser extranjero, pero prefirió no hacer comentarios al respecto.
—Bueno, supongo que lo mejor es seguir —dijo Rowan—. Mi madre me va a matar si llego tarde.
—¿Qué? —dijo Gabriel—. Sí, me parece bien, hasta luego...
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Cazados (Furry X Humano)
Fanfiction✦ Gabriel Hernández, un joven oficinista con una vida aparentemente común, se ve envuelto en un giro inesperado del destino cuando salva a Sakura Izumori de ser atropellada por un camión. Para su sorpresa, descubre que Sakura no es una simple chica...