6.- Resignación

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Jungkook estaba sentado en la mesa principal del comedor, un espacio que alguna vez había sido acogedor, pero que ahora estaba cargado de una tensión sofocante. La habitación, adornada con cortinas de un cálido tono terracota, ofrecía una atmósfera que debería haber sido reconfortante, pero que en ese momento solo acentuaba la incomodidad. La mesa de madera oscura en el centro, rodeada por sillas elegantes pero algo rígidas, parecía estar en el epicentro de un campo de batalla emocional. La luz suave de la lámpara de araña colgante se reflejaba en la fina porcelana del juego de té que su madre utilizaba con frecuencia, como un símbolo de la rutina que a veces sentía como una prisión.

Su madre, con una expresión que oscilaba entre la preocupación y la desaprobación, tomaba un sorbo de su café, sin apartar la mirada de su hijo. Jungkook sabía que ella lo amaba profundamente, pero la constante repetición de sus advertencias se había convertido en un peso difícil de soportar. En el fondo, comprendía que sus palabras no estaban del todo equivocadas, pero no estaba dispuesto a escuchar otro "te lo dije" de nuevo.

—Si me hubieras escuchado, no estarías pasando por esto, hijo —dijo la mujer, con un tono cargado de reproche mientras colocaba la taza en la mesa con un suave tintineo.

—Lo sé —respondió Jungkook, su voz cansada, reflejando el agotamiento que sentía.

—¿Solo eso tienes que decir? —preguntó ella, visiblemente molesta—. Sabes que jamás estuve de acuerdo con esa relación malsana entre tú y ese chico. Pero lo acepté porque no quería que mi único hijo se alejara de mí.

—Ser gay no es una enfermedad, mamá —replicó Jungkook, esforzándose por mantener la calma—. Solo que las cosas entre Jimin y yo no funcionaron.

—¡Por supuesto que no iban a funcionar! Las parejas "normales" están formadas por un hombre y una mujer, como Dios lo ordenó. Si te hubieras casado con Lili, ya tendrías unos hermosos hijos.

—Con Jimin quisimos formar un hogar, quisimos adoptar.

Los recuerdos invadieron la mente de Jungkook. Años atrás, cuando comenzaron su vida matrimonial, Jimin había querido adoptar un niño para cuidar y llenar de amor. La idea no le había parecido del todo descabellada; incluso él mismo se emocionó al imaginarse criando a un pequeño. Pero esa fantasía se derrumbó abruptamente cuando su madre se opuso ferozmente, recordándole con crueles palabras que "esos pobres niños tienen derecho a padres normales" y que él "no sería capaz de criar a un niño."

—¡Sobre mi cadáver! ¿Cómo podían siquiera pensar en hacer algo tan monstruoso? —exclamó su madre, con una mezcla de horror y rabia—. Solo un hombre y una mujer pueden formar una familia.

Jungkook suspiró profundamente. Sabía que intentar cambiar la mentalidad de su madre era inútil, así que decidió dejar el tema allí. Cada conversación sobre el asunto terminaba de la misma manera: una discusión interminable que no llevaba a ningún lado.

—Entonces, ¿cuándo te divorciarás? —preguntó ella de repente, como si acabara de recordar el asunto.

—Pronto, mamá —dijo él, sin ningún entusiasmo en la voz.

—Me alegra tanto, hijo. Por fin has entrado en razón —dijo su madre, mostrando una sonrisa satisfecha, como si hubiera ganado una pequeña victoria—. Por cierto, veo que estás intentando algo nuevo. La otra vez fui a tu oficina y me recibió una hermosa jovencita, Anna, creo que era su nombre. Me gustaría que la trajeras a cenar a la casa para conocerla.

—Ella y yo solo tenemos un acuerdo mutuo, madre. Ella me ayuda en el trabajo, no es nada mío.

—Como sea, tráela. Me gustaría conocerla —insistió su madre, ignorando la resistencia en la voz de su hijo.

TERAPIA DE CHOQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora