Almas Gemelas [Deavy]

II.

A la mañana siguiente me desperté igual que siempre, cansado y sin animos de absolutamente nada.

Pero para mí quedarme en la cama hasta tarde o incluso todo el día era algo simplemente impensable.

Pasará lo que pasará, estuviera como estuviera tenía que despertarme todos los días a las 6:00 AM en punto.

Ni un minuto más, ni un minuto menos.

Si mi padre pasaba por mi habitación a las 6:10 y yo seguía acostado, me golpeaba fuertemente con la regla.

Había aprendido a la mala.

Así que la rutina prácticamente ya estaba grabada en mi mente y en mi cuerpo, tanto así que aunque la noche anterior hubiera dormido solo 30 minutos, mi cerebro no era capaz de dormir más allá de las 6:00 AM.

........

Al terminar de cambiarme, a eso de las 7:00 AM era la hora de bajar a desayunar. Todos debíamos sentarnos a la mesa a la misma hora.

Mientras me ponia mis zapatos de vestir, escuché nuevamente la misma voz que me había hablado ayer.

Supongo que estoy más loco de lo que creí.

—Mierda, otra vez voy a llegar tarde a la escuela. —Mi mamá va a matarme.

Sonreí levemente.

Parecía ser que Heavy era una persona bastante despreocupada y que siempre estaba a las carreras, todo lo contrario a mí.

Tenía sentido que mi cerebro generará esa personalidad para el.

Quizás en un intento de animarme un poco para no caer en la locura total.

Aunque de todos modos ya estaba jodido.

.......

Me senté en la mesa en mi lugar indicado, igual que siempre, todos debíamos sentarnos en la misma silla.

Mi padre fue el segundo en tomar asiento, y luego mi tía Lydia.

Mientras esperaba el desayuno la voz comenzó a hablar nuevamente.

—Jodido camión de mierda, ya voy 10 minutos tarde.

Yo nunca me había subido a un camión, pero, me gustaría.

—¿Como son los camiones? — pregunté al aire esperando expectante una respuesta.

—Tu otra vez. — contestó la voz luego de unos minutos. —Pues por dentro, algunos son bonitos, algunos no, pero, la mayoría si, los asientos son de plástico y no son tan cómodos para una viaje largo, pero para uno corto están bien, y a veces está muy lleno, otras no tanto. — describió el.

Sonaba interesante.

—Nunca me he subido a uno. — agregué. —Pero suena interesante. — finalicé.

—¿En serio nunca has tomado uno? ¿Pues eres rico o qué? — preguntó Heavy.

—Si, supuestamente. — respondí.

Heavy tardo unos segundos en contestar.

—¿En serio? — su voz tenía un tono expectante. — Ojalá yo también fuera rico, así podría ir en limusina a la escuela, y presumirsela a mis amigos. — dijo emocionado.