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“Me perdí en su mirada es que el color de sus ojos Me encantaban; no eran ni azules, ni verdes. Eran de color café, café qué te quita el sueño, café qué produce desvelos" - Mario Benedetti.
— Pero independientemente de eso — el chico sonrió cuando ella lo hizo también — me alegro mucho el al fin poder conocerte.
Ninguno de los dos sabía con exactitud cuál era el motivo de estar juntos ahora, ni mucho menos el porque se esos extraños sueños que comenzaron hace tiempo. Lo único que Harry tenía claro era que la chica que tenía enfrente - era en su más sincera opinión - la persona más compresiva e inteligente que jamás había visto.
No lo juzgo desde el principio cuando se conocieron, no lo hizo cuando se la llevó en contra de su voluntad, no lo hizo cuando le contó cuál era el plan de Uma. Paso todo lo contrario cosa que lo sorprendió aún más, elle le prometió que cuando regresará haría hasta lo imposible para que todos los niños de la isla pudieran salir de ese horrible lugar, para que pudieran conocer más allá de la barrera mágica.
Y eso era lo que más le gustaba de ella, que no se detenía para juzgar a todo el mundo. Como había visto a muchas princesas hacerlo - eso por televisión claro - , ella no era odiosa, no era altanera, no era arrogante. En cambio aún sabiendo en donde estaba, sonreía como si estuviera en un hermoso castillo.
Él nunca había sido la persona más expresiva del mundo, era todo al revés. Si comparamos personalidades no encajan ninguna, ella sonreía a cualquier persona que se le acercara y trataba bien a todos. En Cambio él descargaba su enojo con quién se el cruzará por enfrente y la mayoría de los habitantes de la isla, huían cuando lo veían acercarse.
Pero con ella, era como si ese interruptor en su cabeza se apagará. Y dejara otra personalidad exclusivamente solo para ella, en varias ocasiones cuando en sueños le pedía que no lastimara a nadie de la isla. Él lo hacía por qué cada que lo intentaba, la veía a ella negando con desaprobación.
Y haría cualquier cosa para que ella estuviera bien, y se de eso dependía acabar con el mundo entero el mismo lo haría. Solo con tal de verla sonreír y estar tranquila.
— También me gusta estar contigo corazoncito — al escuchar una vez más ese mote, la mejillas de la chica se encendieron de un tierno colo rojo. Haciendolo sonreír con orgullo, por lo que provocaba en ella — aún no te acostumbras ¿No es así?.
— ¿Porque me llamas así? Suena lindo pero aún no lo entiendo.
— Verás, cuando lo hice la primera vez. Sonreiste tanto que pensé en hacelo una y otra vez — él se encogió de hombros cuando le respondió — me gusta verte sonreír.
