002||Robby el plasta

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⚠︎⚠︎⚠︎–Robby el plasta–

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Robby el plasta–

Jade llevaba media hora caminando hasta su casa deteniéndose cada pocos pasos porque Robby no parecía cansarse de seguirla y hablarle sobre lo importante que es que él y Wendy estén juntos.

— Vamos Jade, solo ayúdame esta vez— pidió mientras la morena paraba de caminar para girarse a verlo.

— ¿Por qué no piensas tú solito como conquistarla?— respondió encogiéndose de hombros sabiendo que la paciencia no le duraría mucho.

— Pero eres su mejor amiga, la conoces mejor que nadie y a mí quizá no me escuche, pero si tú le hablases bien de mi— lo dejo caer mientras trataba de seguir los pasos rápidos de la más baja.

— ¿Pretendes que sea yo la que consiga que ella quiera quedar contigo?— sonrió irónica, siempre que Robby la hablaba bien y sin ningún sarcasmo o pulla de por medio era porque algo quería, pero por lo general cuando estaban con el resto del grupo prácticamente ni hablaban.

— Por favor Jade— suplicó y ahí Jay se sintió algo mal porque el pelinegro realmente se estaba esforzando por conseguir una cita con Wendy— Haré lo que quieras.

La morena se paró un segundo a mirarlo apretando los labios sintiéndose algo culpable por la actitud que tenía con él, pero pronto siguió caminando y en poco tiempo las casas comenzaron a ser más grandes y lujosas con jardines muy cuidados.

— No necesito que hagas nada, Robby.  Yo creo que debes ser tu quien consiga que Wendy quiera estar contigo, os conocéis de toda la vida supongo...— suspiró pensando que pronto el chico se iría por donde había venido y la dejaria en paz por fin— Supongo que puedes hacerlo, pero déjame en paz de una maldita vez.

— ¿Como crees que debería pedírselo?— empezó a preguntar y Jade supo que no lo había pillado y que seguiría acosándola a preguntas sobre su amiga pelirroja hasta que desapareciese por las grandes puertas de su casa— ¿Un ramo de flores? No, Wendy no es de esas ¿La regalo un perro? Su padre me mataría ¿Unos bombones?

Jade lo miro frunciendo el ceño mirándolo extrañada porque se estaba respondiendo el mismo sus propias preguntas sin esperar una verdadera respuesta de ella.

— Regalala una ardilla voladora— le dijo sabiendo a la perfección que ni siquiera la estaba escuchando— Así la puedo llamar Alvin.

— Quizá le guste una carta o una canción o una tarta— seguía enumerando posibilidades el chico.

— ¿Has terminado?

— ¿Entonces me ayudarás?— siguió insistiendo Robby.

— Que plasta eres— se quejó masajeandose el puente de la nariz cansada de que está situación llevase repitiéndose dos semanas— Te he dicho que lo hagas tú solo.

— Una ayudita solo.

Pacífica estaba en la acera de enfrente volviendo a su casa tras un pequeño paseo se giro a mirarlos cuando escucho el quejido de Jade.

La morena echó la cabeza hacia atrás hasta de su amigo sin saber cómo decirle que se fuese sin sonar realmente mal y pronto y para su buena suerte Jay cruzó miradas con Pacífica quien entendió rápidamente la mirada que su vecina le daba y cruzó la acera agarrándose a la mano de la más mayor.

— Hace mucho que no vienes a casa— le dijo la rubia colocándose el pelo.

— Oye mocosa, estábamos hablando— se quejó Robby haciendo que Pacífica lo mirase ofendida.

— Lleva intentando decirte que te largues media hora por si no te habías dado cuenta— le dijo directamente mientras Jade se aguantaba la risa a su lado— Solo hablas y hablas, llevo escuchándote delirar diez minutos, si quieres hablar tu solo montate un podcast.

Pacífica siempre había sentidos admiración hacia Jade y teniendo en cuenta que las veces que su familia la habían hecho sentirse menos la morena siempre había estado ahí para ella había generado un espacio muy especial para Jay en el corazón de la chica Northwest.

— Oye, pero serás...— le dijo Robby viéndose cortado por la mano de Jade en su cara que lo hizo callarse al instante.

— Mejor déjalo ya, Robby— pidió viendo cada vez más cerca su casa— Ya estamos en casa, puedes irte.

— Si, vete de una vez— secundo la menor mirándolo de forma retadora sintiendo la mano de Jade en su hombro.

— Vale, ya lo pillo. Adios— dijo dándose la vuelta para marcharse por el lado contrario hasta su casa.

Una vez se alejo Jade estalló en carcajadas mientras Pacífica la veía sonriendo uniéndose pronto a su risa también.

— Me salvas la vida peque— agradeció Jade.

— Como siempre— alardeó Pacífica— ¿De que te hablaba?— le preguntó curiosa.

— De Wendy, como siempre. Solo habla de Wendy— suspiró cansada— Entiéndeme, si quiere invitarla a salir que lo haga, pero que me deje en paz. Solo hace que preguntarme sobre ella para enamorarla.

— Que plasta— repitió Pacífica.

Sin duda Wendy no era de las personas con las que Pacífica tenía más contacto, pero sabía que Jade tenía una amistad muy cercana con ella y lo feliz que era cuando estaba con la pelirroja.

— Algún día la invitará a salir y eso se acabara— le dijo señalando hacia atrás.

— Dios quiera que sea pronto— bromeó la rubia chocando su hombro de forma juguetona con Jade dándose cuenta de que estaban frente a las grandes puertas de su casa.

— Adiós, peque— se despidió dándole un beso en la mejilla cambiado lo poco que le quedaba para llegar a su casa.

Sin duda Jade estaba deseando que Robby invitase a su mejor amiga a salir para que la dejase a ella en paz de una vez, siempre era la misma conversación, las mismas preguntas, las mismas quejas, estaba harta, ya le parecía casi una rutina.

Robby iba molestaba e insistía para conseguir su ayuda y al final Jay terminaba echándolo diciéndole que lograse las cosas por si mismo son su ayuda.

A Wendy le gustaba el pelinegro y ella lo sabía, pero quería que fuese él quien diese el primer paso por si mismo, sabía que algún día se llenaría de valor y lo haría y Jay esperaba que fuese muy muy pronto.

𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐔𝐍- Gravity FallsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora