Jade Hockst descubre que realmente Gravity Falls esconde innumerables misterios y se adentra en ellos con la familia Pines mientras que a su vez tiene que escoger entre seguir su instinto y contarle a sus amigos sobre las pesadillas que la acosan o...
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⚠︎⚠︎⚠︎ –Dile NO a Gideon–
— Hola holaaa— saludó Jade entrando por la puerta de la casa de la familia Pines.
Todos estaban mirando un anuncio en la televisión y Jay se acercó a Fred que era el más próximo a la puerta y entonces se dió cuenta de que se trataba de un anuncio de Gideon.
— Hola Jay— saludó Fred.
— Ualah, que curiosidad me está entrando chicos— dijo Mabel después de haber terminado el anuncio.
— Solo es Gideon, es un fraude— respondió Jade quitándole importancia al pequeño platinado con un gesto de mano.
— Pues no seas tan curiosa desde que ese monstruo de Gideon llegó a la ciudad no he tenido más que problemas— intervino Stan mientras colgaba su chaqueta del perchero.
— ¿Pero es vidente de verdad?— preguntó la castaña haciendo casi omiso a su tío y a la chica Hockst.
— Deberíamos ir a averiguarlo— sugirió Dipper.
— Nunca. Os prohíbo que os vayáis a ver a la competencia, nadie que viva bajo mi techo puede estar bajo el techo de Gideon— dijo Stan levantando su puño.
— Yo no vivo bajo tu techo— señaló Jade con algo de burla divertida por el rechazo del adulto hacia Gideon.
— Tu pasas mucho tiempo bajo mi techo— acusó Stan y Jade rió dándole la razón con un pequeño asentamiento de cabeza.
— ¿Las tiendas tienen techo?
— Le has hecho caer en su propia trampa y sin darte cuenta, cua-cua— río Mabel hacia su hermano moviendo la cabeza de un lado a otro.
Finalmente todos excepto Stan marcharon a la tienda de Gideon y Jade ya sentada pensó que su único entretenimiento iban a ser las palomitas que Fred le había comprado.
— Oye, es como una versión extraña de la cabaña del misterio— comentó Dipper— hasta tienen a su propio Soos.
— Es una copia barata, Dipp— respondió Jade haciendo que el menor se sonrojase ante el apodo.
Las luces se apagaron y unos focos comenzaron a moverse junto a una música que llenó el lugar.
Cuando las cortinas se abrieron Jade escondió su cara en el hueco entre el cuello y el hombro de Fred para evitar que todo el público se escandalizase por sus carcajadas, Hockst juraba jamás haber visto a alguien tan pequeño, sin duda no entendia todavía porque Stan demonizaba a ese niño.
