Jade Hockst descubre que realmente Gravity Falls esconde innumerables misterios y se adentra en ellos con la familia Pines mientras que a su vez tiene que escoger entre seguir su instinto y contarle a sus amigos sobre las pesadillas que la acosan o...
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⚠︎⚠︎⚠︎ –El rubio–
Jade había empezado a rondar la cabaña del misterio con mayor frecuencia, su mejor amiga estaba ahí y sin duda los hermanos Pines la entretenían.
Y aquel día tan caluroso caminaba por las calles de Gravity Falls hasta la casa de la familia Pines sin fijarse realmente por donde iba chocando con un cuerpo más grande que el suyo.
Cuando alzó la vista se encontró con los ojos azules más potentes que había visto en su vida, los sintió casi como irreales, era un chico rubio, quizá de su edad o poco más mayor que ella, por lo menos esa era la sensación que le había transmitido, su sonrisa era tan blanca que Jay pensó que deslumbraba con los rayos del Sol. Vestía de traje, pero en vez de corbata llevaba pajarita y supuso que estaría yendo a algún evento.
— Lo siento— se disculpó el chico ofreciéndole su mano para que ella pudiese levantarse del suelo.
Acepto el gesto levantándose dándose cuenta de que el rubio era bastante más alto que ella y tuvo que alzar la cabeza para seguir mirándole a los ojos.
— Ha sido mi culpa, no miraba por donde caminaba— le dijo notando el calor subiendo hasta sus mejillas. Jade quiso creer que eso se debía al calor y no a que aquel desconocido casi le había robado el aliento— ¿Eres de aquí? No te había visto antes— preguntó curiosa, desde luego si le hubiese visto antes se acordaría de él.
— Soy nuevo— respondió sonriendo— Me llamó Bill ¿y tú eres?— Jade le sonrió de vuelta casi inconscientemente.
— Jade Hockst— Bill ladeo la cabeza pasando su lengua por el labio inferior notando que Jay no había pasado por alto el gesto.
— Un placer Jade, espero que nos veamos pronto— le dijo en forma de despedida guiñándole un ojo.
— Yo también lo espero.
Bill siguió su camino y Jade hizo lo mismo sintiendo que caminaba más por insitindo que otra cosa, su cabeza seguía con ese deslumbrante chico.
Una vez llegó Wendy la miró curiosia, parecía que la mente de su mejor amiga estaba en otra parte completamente lejana a la cabaña del misterio y no entendía que era lo que la podía traer tan distraída.
— ¿Y a ti que te pasa?— le dijo directamente apoyándose en la pared sin dejar de mirarla.
— ¿A mí?— se señaló a si misma recibiendo un asentimiento por parte de la pelirroja — a mí nada.
— Algo te pasa, no soy tonta.
— Bueno, vale algo si que me pasa— Wendy sonrió burlona y simplemente esperó a que su amiga continuase— He conocido al chico de mis sueños. Era alto, rubio, de ojos azules, con una sonrisa de infarto y super educado.
