Capítulo 2

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Al llegar a mi departamento, toco el timbre con la esperanza de que Elyse me abra la puerta, ya que dejé mis llaves en mi bolsa, que según recuerdo, le di a ella.

<<Espero>>

No pasa ni siquiera un minuto cuando la puerta se abre de golpe, revelando a una Elyse con los ojos desorbitados. Unos ojos verdes, grandes y expresivos. <<Como la chica de anoche>> Niego ese pensamiento, eso no podía ser.

Elyse me sujeta con fuerza por los hombros, como si temiera que pudiera desaparecer en cualquier momento. Su expresión mezcla preocupación y confusión, y su voz, cuando finalmente habla, está teñida de histeria contenida.

—¿Lisha? Maldita sea, ¿dónde estabas? —. Sus ojos recorren mi figura, deteniéndose en la playera que llevo puesta, claramente masculina, y en mis manos temblorosas— ¿Y esa playera?

Me dejo caer en una silla de la cocina, agotada, más mental que físicamente. Todavía puedo sentir la presión en mi cabeza, como si el dolor fuera una cadena que me sigue arrastrando hacia los oscuros rincones de mi mente, donde los recuerdos de la noche anterior se niegan a cobrar forma. Elyse me observa en silencio mientras me sirvo un tazón de cereal, y su mirada fija en mí me hace sentir como si estuviera bajo un microscopio.

—No lo sé —admito, empujando el tazón de cereal hacia mí con manos que no dejan de temblar— No sé de quién es la playera, ni cómo llegué a ese lugar. Desperté sin saber dónde estaba, con un extraño a mi lado... —. Mi voz se apaga, como si las palabras no pudieran capturar el desconcierto que siento.

Elyse se sienta frente a mí, apoyando los codos sobre la mesa. Su expresión ha cambiado; ya no hay rastro de burla o incredulidad. Ahora, solo está preocupada, y eso me asusta más que cualquier otra cosa.

—¿Qué recuerdas, Lisha? —Su voz es suave, casi temerosa.

Me esfuerzo por retroceder en mi mente, para encontrar algo que tenga sentido. Pero solo hay fragmentos, imágenes borrosas que no logro conectar. Recuerdo la fiesta en la casa de Tony, las luces brillantes, el sonido del bajo que hace vibrar el suelo, las risas, las caras conocidas... y luego, algo más. Una figura en las sombras, una invitación que no pude rechazar. El sabor del alcohol quemando mi garganta. Risas que se desvanecen en la distancia. Aquel hombre, la chica con los mismos ojos que Elyse. Después... vacío.

—Estábamos en la fiesta de Tony. Todo iba bien hasta que llegó un grupo de chicos que no conocía —digo, tratando de armar las piezas— Creo que venían de parte del hermano de Tony. Me uní a ellos... luego todo se vuelve borroso.

Elyse asiente, y su mirada se oscurece con cada palabra que pronuncio. Su inquietud comienza a contagiarme. Siempre hemos estado juntas en las situaciones más locas, pero esto es diferente. Hay algo en esa noche, en ese club, que no encaja, que no debería existir.

—¿Dijiste que estabas en un club? —pregunta finalmente, inclinándose hacia adelante.

—Sí... Se llamaba Syriun —. El nombre suena extraño en mis labios, como si no perteneciera a este mundo, como si fuera un eco de un lugar lejano y peligroso.

Elyse frunce el ceño y se queda en silencio por un momento, como si el nombre resonara en su mente. Luego, sus ojos se encuentran con los míos, y la inquietud se transforma en una chispa de interés.

—Nunca he oído hablar de ese lugar. ¿Dónde queda?

—No lo sé. No está muy lejos de aquí, pero... no es un lugar cualquiera, Elyse. Es como si... —. Hago una pausa, buscando las palabras correctas— como si fuera algo más que un club. Como si hubiera algo más profundo, más... oscuro, debajo de todo eso.

Elyse me observa en silencio durante unos segundos más, y luego suelta un largo suspiro. Sé lo que está pensando, lo veo en sus ojos. Para ella, esto es una nueva aventura, algo que explorar. Pero para mí, es un pozo sin fondo, un lugar del que quizás nunca debí salir.

—No puedes volver allí, Elyse. No es seguro —. Mi voz es firme, pero ella simplemente sonríe.

—¿Segura? —dice con una risa suave— Nunca he estado más segura de algo en mi vida. Lisha, tienes que admitir que suena intrigante. Quiero decir, un club secreto... ¿quién no querría descubrir de qué se trata?

Sacudo la cabeza, sintiendo cómo el peso de la conversación comienza a aplastarme. Hay algo en Syriun, algo que no puedo definir, pero que me asusta profundamente. Y lo que es peor, una parte de mí está extrañamente atraída por ese miedo, como si un hilo invisible me estuviera tirando hacia ese abismo, invitándome a sumergirme en sus profundidades nuevamente.

Pero Elyse no entiende. Y aunque lo intente, no podré explicarle lo que siento. Todo lo que sé es que esta noche, algo cambió. Algo despertó dentro de mí, y no estoy segura de poder controlarlo.

<<Tal vez estoy paranoica>>

—Está bien —digo finalmente, cediendo ante su entusiasmo— Pero prométeme que si cuando vuelva a ese lugar algo raro sucede, no te arrastraré conmigo.

Elyse sonríe ampliamente, y por un momento, me pregunto si realmente entiende lo que está diciendo.

—Lo prometo —responde, aunque su tono juguetón me hace dudar de su sinceridad— Aparte, necesito saber si esta guapo.

—¿Quién? —pregunto incrédula.

—De alguien tiene que ser esa playera —dice, guiñándome un ojo antes de irse a su cuarto mientras yo suelto un fuerte suspiro.

Termino mi cereal en silencio, observando cómo el día comienza a iluminar lentamente nuestro pequeño departamento. Pero a pesar de la luz, una sombra permanece, una sombra que sé que no podré evitar por mucho tiempo.

SyriunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora