Capítulo 3

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Despierto nuevamente, esta vez en mi propia cama, sintiéndome un poco más en control de mi entorno. El dolor de cabeza ha disminuido, pero la resaca sigue presente. Miro hacia el techo, intentando recordar los detalles de la noche anterior. Cada vez que cierro los ojos, la silueta del desconocido en la cama y el club extraño vuelven a mí como un mal sueño.

Me giro hacia el otro lado, buscando el celular en la mesita de noche. Han pasado solo unas pocas horas desde que regresé a casa, pero ya tengo mensajes acumulados en el grupo de amigos, la mayoría llenos de memes y bromas que no entiendo. Al menos nadie sabe lo que realmente pasó anoche. Excepto Elyse, claro, quien probablemente está preparando una broma al respecto.

Mientras me siento en la cama, recuerdo lo que hablamos anoche. Elyse y sus ideas locas... buscar al chico misterioso del club y averiguar si era guapo o no. Ni siquiera recuerdo su cara, y la posibilidad de verlo a la luz del día me da escalofríos.

Pero ¿cómo terminé en ese lugar? El club Syriun, con su ambiente misterioso, es como algo sacado de una película. Todo parece tan irreal, pero lo suficientemente tangible como para darme escalofríos. Esos pasillos, las habitaciones cerradas, y las dos chicas que me ayudaron a salir... es como si recordara una versión distorsionada de mi vida.

Me levanto de la cama, tambaleándome un poco, y me dirijo al espejo del baño. El reflejo que me devuelve no es precisamente alentador: el cabello despeinado, las ojeras marcadas y la camiseta ajena que aún llevo puesta.

<<¿De quién es esta playera?>> me pregunto, tratando de recordar algún detalle que pueda ayudarme a identificar al dueño. Todo lo que logré la noche anterior fue escapar con esta prenda como única pista.

Decido darme una ducha rápida antes de enfrentar a Elyse y su inevitable interrogatorio. Mientras el agua caliente cae sobre mí, intento organizar mis pensamientos. Si voy a encontrar a ese chico, tendré que volver al club. <<Claro, como si fuera tan fácil>> pienso con sarcasmo.

Syriun es un lugar al que no puedes simplemente regresar; de alguna manera, lo siento en los huesos. Es un club "secreto", y lo que sea que pase ahí dentro probablemente no es algo de lo que hablas casualmente.

Al salir del baño, me envuelvo en una toalla y abro la puerta. Elyse está allí, sentada en la cama, con una expresión que mezcla curiosidad y diversión.

—¿Y bien? —pregunta, levantando una ceja con su sonrisa traviesa habitual.

—Bien, ¿qué? —le respondo, sabiendo perfectamente a qué se refiere, pero sin querer admitirlo.

—Vamos, Lish. Sabes que no voy a dejarlo pasar. Tenemos una misión, y no puedes echarte atrás ahora. ¿Qué averiguaste? ¿Algo de anoche te vino a la mente?

Suspiró, resignándome a su insistencia.

—Nada nuevo. Solo que ese lugar es raro. Y que, si no me ayudas a encontrarlo, no podrás ver al chico guapo —digo, tratando de desviar la conversación. Elyse suelta una carcajada, como esperaba, y me lanza una de esas miradas que indican que está planeando algo.

—Bueno, entonces ya sabemos lo que haremos este fin de semana. Vamos a encontrar ese club y a resolver este misterio.

La miro incrédula. Elyse es una caja de sorpresas, pero nunca imaginé que se tomaría tan en serio la búsqueda.

—Es un club secreto, Elyse. No es como si estuviera en Google Maps.

—Lo sé, pero nada que un poco de investigación y unas cuantas llamadas no puedan resolver. Además, me niego a perder esta apuesta. Quiero ver la cara del tipo cuando le digas que estás usando su camiseta como trofeo.

La perspectiva me hace reír, aunque una parte de mí teme lo que podríamos encontrar. De cualquier manera, ya estoy metida en esto hasta el cuello, y no hay forma de retroceder.

—Está bien, pero no prometo nada. Si resulta ser un desastre, me voy a vengar, lo sabes, ¿verdad?

—Eso es lo que me gusta de ti, siempre con el espíritu de lucha —dice, levantándose de la cama y dándome un suave empujón antes de salir de la habitación.

Me quedo ahí un momento, escuchando los sonidos familiares de Elyse en la cocina, probablemente preparando su segunda taza de café del día. <<Esto es una locura>> pienso, pero al mismo tiempo, no puedo negar que hay una parte de mí que está emocionada por lo que viene. Por muy descabellado que sea, hay algo intrigante en la idea de descubrir lo que realmente pasó noche. Después de todo, ¿qué tan complicado puede ser encontrar un club secreto y al dueño de una camiseta robada?

La respuesta a esa pregunta llega un par de días después, la resaca es un recuerdo lejano, pero la sensación de que algo está fuera de lugar sigue persistiendo. Es como si mi mente intentara decirme que hay algo importante que aún no he descubierto. Aun así, no he mencionado nada a Elyse sobre los detalles más extraños de esa noche, ni tampoco sobre el escalofrío que me recorre cada vez que pienso en el club Syriun.

SyriunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora