8 [R +18]

0 0 0
                                    

Ella se acercó al príncipe en silencio, sin perturbar la atmósfera a su alrededor. La mirada pacífica en su rostro lo volvía más atractivo de lo habitual ante sus ojos.

La chica se sentó a su lado, pero el permaneció en silencio sin que su cercanía lo despertara.

—Has sido tu quien me ha mandado a llamar, pero simplemente estas durmiendo.

Un suspiro escapó de sus labios, ella admiró su cuerpo, su hermosa figura tendida, y sintió una sensación de impotencia.

—Despierta... onni-sama.

Lo llamó, su tono era una demanda suave pero firme, sin embargo, cuando Adelheid escuchó su voz, apenas tuvo una reacción. Dirigiéndose a él como "Onni-sama", esperaba una reacción más notoria, pero el título familiar no lo despertó de su sueño, incluso entonces, sus ojos permanecieron cerrados, sin responder a su voz.

Ella sonrió sabiendo que él no estaba realmente dormido, la chica sabía que él la estaba escuchando, pero su cuerpo estaba quieto y en silencio, sin duda un sueño fingido.

Esperó pacientemente, su mirada estaba fija en su hermoso rostro, sus rasgos la hipnotizaban. El silencio pesaba mucho en el aire, la tensión crecía a cada segundo. Anhelaba que él rompiera el silencio, pero él continuaba inmóvil, con los ojos tercamente cerrados.

Ella extendió su mano, incapaz de resistir la tentación de tocar su sedoso cabello. La forma en que se sentía contra su mano era bastante agradable, entonces la sensación de los dedos sobre su cabello lo hizo reaccionar un poco, pero aún no despertó.

Dentro de la chica un extraño deseo por verlo y tocarlo más creció.

Se detuvo por un segundo, pero la urgencia de rozar su rostro se volvió demasiado firme para resistir.

—Onii-sama, ¿vas a continuar dormido ahora?

Adelheid se mantuvo allí acostado sin responder cuando ella extendió su mano nuevamente rozando con delicadeza sus suaves labios. La sensación fue tan placentera que mirándolo un poco más quiso besar esos labios con tanta fuerza.

—Quiero besarte.

Ella expresó su deseo, sus palabras flotaron en el aire, esperó su respuesta mientras su corazón latía con ansiedad. ¿Continuaría él siguiendo el juego o finalmente rompería la farsa al comprender sus palabras?

Presionó con cuidado la punta de los dedos contra la suave y sensible piel de su cuello. Tocarlo tan directamente le hizo notar la velocidad de los latidos de su corazón.

Lentamente bajó la mano de su cuello a su pecho, el físico perfecto se sentía firme y tonificado, con su cuerpo permaneciendo inmóvil, quiso sentir mucho más cada parte de él.

En un instante ella alejó su mano estableciendo cierta distancia entre él y ella; Sin embargo, sabía que en realidad estaba despierto, a pesar de saber que estaba dispuesta a tocar más de su cuerpo indefenso, él fingía estar dormido a propósito.

Mientras sus ojos permanecían cerrados, esa chica fue libre de explorar un poco más. El silencio regresó, pero se sentía más pesado que antes, cargado de palabras no dichas y deseos no expresados.

Consideró irse, tratando de resistir la tentación escuchando sus pensamientos racionales, pero la atracción de sus deseos más fuertes la detuvo, manteniéndola en su lugar y evitando que se fuera. La parte racional del cerebro de la chica impredecible argumentó en contra de sus acciones, pero la reacción magnética de su atracción por él era demasiado insistente para ignorarla.

Se acercó de nuevo, la sensación de su presencia y el aroma de su piel, la hicieron incapaz de contenerse más, se inclinó y presionó sus labios contra los de él... el momento que había estado anhelando desde hacía tanto tiempo fue insoportablemente dulce.

Seduciendo Al Principe BernsteinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora