CAPÍTULO TRES

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El fin de semana se había pasado volando y ahora ya empezaban un nuevo inicio de semana.

Caminaba somnoliento por los pasillos, ya que nuevamente se había vuelto a desvelar. Sus ojos le pesaban haciendo que las ojeras se le marcarán por debajo, su espalda se sentía tensa por pasar mucho tiempo sentado, su mano derecha dolía por forzarla en escribir, simplemente todo su cuerpo se sentía agotado de una manera impresionante.

Todo ese agotamiento era debido a que se había mantenido todo el fin de semana escribiendo la carta perfecta para kirishima.

Sin darse cuenta bien de su camino tropezó varias veces con el piso haciendo que se chocará con las paredes, y en un mal tropiezo su rostro fue quien recibió el golpe.

--Auch, maldita pared --reclamó hacia el objeto frente a él, se sobó la mejilla donde había recibido el golpe y siguió caminando.

--Eso debió doler --dijo Sero quien iba al lado de Kaminari y lo habían visto chocarse con la pared en el pasillo. Antes de que bakugo pudiera darse la vuelta sintió como sus piernas le faltaron haciendo que se fuera para bajo pero, antes de tocar contra el piso el pelinegro lo atrapó.

--Oi, kacchan ¿Estás bien? --cuestionó Kaminari preocupado al ver a su amigo en ese estado.

Sus ojos le pesaban incitandole a cerrarlos y dejarlos descansar un poco más. Pero, sabían que eso no era posible. Débilmente se empezó a levantar de los brazos de Sero, se sentó en el piso para poder tomar fuerzas de donde ya no había.

--Te dije que yo no soy igual a ti --le susurro bakugo a Sero--. Yo... Si haré que kiri sepa de mis sentimientos. A mi el miedo no me ganará.

--¿Estás seguro de eso? --con los mismos susurros hanta le contestó--. Puedes arrepentirte después.

--No, no lo haré. No me voy a arrepentir.

Hanta observó determinación en los ojos carmesí del rubio, y ahora conocía la envidia, por no poseer una gran confianza en si mismo, como lo hacía bakugo.

--¿Está todo bien? ¿De que hablan ustedes? --cuestionó kaminari sintiendo que no encajaba en la conversación--. Hay que llevar a bakugo a la enfermería, o...

--No me van a llevar a ningún lado --el rubio al sentir que sus piernas estaban mejor para seguir, decidió incorporarse--. Apartense de mi camino par de idiotas.

Ambos chicos se hicieron a un lado para dejar pasar al rubio. Bakugo pasó como si nada hacia el salón de clases, pero antes de irse por completo sintió como lo tomaban de su muñeca. Volteó sobre el hombro notando a Sero con su cabizbajo y un nerviosismo recorrer todo su cuerpo, hasta el punto en que lo veía temblar.

--Lo que tu boca no pueda decir. Tus acciones lo harán --dijo bakugo soltándose de su agarre para después irse de ese pasillo.

"Mucha suerte bakugo"

Pensó Sero al verlo irse con pequeños inconvenientes, sabía que el rubio se había desgastado y de la misma manera esforzado por hacerle saber a kirishima que lo amaba, pero, lo que no lograba entender era ¿Por qué bakugo estaba tan empeñado en decirle sus sentimientos a kirishima yá? ¿Acaso no se podía esperar un poco más? ¿Por que desgastarse tanto por ello?

--Ustedes dos se traen algo entre manos --dijo denki a sus espaldas haciendo que brincara en su lugar por el susto, ya que estaba perdido en sus pensamientos--. ¿Por que se cuchicheaban tanto?

--No eran cuchicheos Denki, es solo que... --notó como su amigo lo miraba de una manera confiada haciendo que se sintiera mal por lo que su corazón sentía--. Quería que él también fuera mi tutor.

¿Como decirte que te amo? [KiriBaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora