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La penumbra del bosque era intensa y agobiante. Los ojos se volvían ciegos apenas se ingresaba y la única forma de salir era a base de los ruidos que probablemente terminarían siendo guías engañosas, como si se tratara de un encantamiento.

Un azabache se adentró hasta el fondo del bosque donde el sonido de las hierbas se intensificó en conjunto con su movimiento, delatando la ubicación del intruso al instante. Las pupilas escarlatas se dilataron y la velocidad de su persecución fue casi evidente.

Como hijo de la luna, ni siquiera se lo pensó para seguir adelante, pues su sentido de supervivencia y protección lo envolvían con cada paso, haciéndolo sentir invencible. Luego de un trayecto, hubo la existencia de un par de impactos antes de que los desgarradores gritos ahogados se expandieran por el silencio de la soledad. Parecía que no había nadie más alrededor y que solamente los insectos se volverían testigos de la tortura infernal. No obstante, un nuevo ruido a sus espaldas lo alertó. Sus colmillos ensangrentados se asomaron y su enorme nariz olisqueó.

---Tranquilo.

La voz ajena fue suave, casi como un susurro. El azabache distinguió la familiaridad de aquel tono y poco a poco fue bajando la guardia cuando sus fosas nasales atraparon el aroma a limón con dulce de leche. El otro se acercó lentamente hasta acariciar la melena trasera de la cabeza del puma. El animal ronroneó luego de un momento con los ojos cerrados, y aquel acto fue suficiente para que se calmara un tanto.

---Buen chico ---murmuró---. Permíteme hablar con tu humano, por favor.

El de ojos amielados se alejó apenas unos centímetros. El puma le miró un tanto indeciso, pero finalmente accedió y se ocultó en el humano que tomó forma al instante.

---Minho ---le llamó, acercándose con un abrigo en manos para cubrir su desnudez---. ¿Qué ocurrió?

Minho se acomodó el abrigo y miró con recelo al cuerpo inerte y cercenado que yacía cercano a sus pies, luego tragó la saliva acumulada en su boca, despejando el hambre de su puma que lo alentaba a comerse los restos de aquel cadáver.

El viento meció con más fuerza las ramas de los árboles y un rumor de luz se instiló de manera breve, lo necesario para que Seungmin mirara el rostro húmedo y enrojecido del mayor, gracias a la sangre del sujeto sin identificación. Pero también se dio cuenta del enorme rasguño que adornaba su brazo y parte de su pecho.

---Te llevaré a casa, estás herido.

Minho no sabía qué decir. Se volvió atolondrado porque su puma de pronto se volvió loco, exigiéndole buscar a más humanos que probablemente se encontraban extraviados por ahí. Se sentía desesperado y abrumado por el repentino miedo que lo atormentó.

No tuvo noción del tiempo. Se dejó ser arrastrado y pronto fue introducido a una cálida cabaña a la que no había ido en su vida. Seungmin habló cuando estuvieron dentro y luego lo sentó en el sofá, importando poco si el mueble se manchaba de la sustancia rojiza.

---¡Oh, por todos los dioses! ¿Qué ha ocurrido?

Jisung se asomó con los ojos pelones y la bolsa de remedios en mano porque el lobo se lo pidió.

---Lo hirieron y terminó con el culpable ---explicó brevemente el menor.

Seungmin le quitó el abrigo y Minho entendió que la herida había sido más espantosa de lo que sentía, gracias al gesto arrugado que Kim le regaló. Su puma estaba rasgando para que el humano impidiera que lo lastimara más y un gruñido imponente salió de su garganta cuando el menor se acercó a su brazo con el menjurje listo.

---Alfa Lee ---llamó Jisung.

---Es su puma, cariño---declaró el menor, observando el escarlata brillante en los ojos frente a él---. Ayúdame acariciando su nuca y soltando tus feromonas, por favor.

OUR DESTINY [2MIN / KNOWMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora